LEMA

! POR LA LIBERACION ECONÓMICA, CULTURAL Y POLÍTICA DE NUESTROS PUEBLOS !







11 febrero 2011

A DEFENDER LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN


Declaración Universal de Derechos Humanos

Artículo 19: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

A raíz de una manta mostrada en el Congreso, por Diputados de la fracción del Partido del Trabajo, que decía: ¿Tú dejarías a un borracho conducir tu auto? No, ¿verdad?, ¿y por qué lo dejas conducir el País?, la Periodista Carmen Aristegui, se “atrevió a preguntar” en su programa radiofónico; ¿Tiene o no problemas de alcoholismo el Presidente de la Republica?

La pregunta que en un legítimo derecho de información formulo la periodista, irrito al espurio que vive en los Pinos, quien presiono al dueño de la cadena MVS para que despidiera a la “insolente” aduciendo un supuesto “código de ética”.

Este acto de autoritarismo y represión, se suma a un sinnúmero de desaciertos que en este triste sexenio se cometen día tras día, al estilo de las peores dictaduras. Desde las épocas del dipsómano de Victoriano Huerta, - quien mando asesinar a Belisario Domínguez, cuyo delito fue denunciar al usurpador en la tribuna del Congreso - , no era tan burdo el ataque a la libertad de expresión.

A diferencia de los noticieros oficiosos que conducen periodistas mentirosos y mercenarios, el de Carmen es veraz en su información y con análisis críticos y objetivos, convirtiéndose en el de mayor audiencia, lo que causa irritación a los grupos más reaccionarios, dentro y fuera del gobierno. Pero el caso de Aristegui no es el único, a diario son amenazados, censurados y marginados, periodistas y medios que no se apegan a la línea oficial.

Calcularon mal los que fraguaron su salida del aire, ya que no contaron con la respuesta de miles de radioescuchas, y de sectores académicos, intelectuales y periodísticos tanto a nivel Nacional como Internacional, que se han manifestado solidariamente con la valiente periodista.

La libertad de expresión es uno de los derechos fundamentales que se consagran tanto en Nuestra Constitución como en la Carta de los Derechos Universales de la ONU y que tantas vidas ha costado a lo largo de la Historia, por lo cual es deber de todos exigir su respeto.

Pueblos como Túnez, Egipto, Grecia e Italia, se han levantado en contra de sus malos gobernantes, y a pesar de la censura, gracias a las redes sociales su lucha es conocida ya en todo el orbe, WikiLeaks también ha puesto al descubierto las complicidades y la corrupción en las esferas del poder a nivel Internacional, ejerciendo el Derecho a la Información.

Desde la Estrategia de la Resistencia Civil y Pacífica, ya empiezan a soplar los vientos de Cambio y Libertad en el Mundo, es hora de que también en México empecemos a despertar y quitar a este gobierno que tanto mal le ha hecho al País. En el FCR ponemos nuestras velas en dirección de estos vientos .

¡ POR LA LIBERACIÓN ECONÓMICA, CULTURAL Y POLÍTICA DE NUESTROS PUEBLOS ¡


 
DON SAMUEL RUIZ, OBISPO DE LOS INDÍGENAS

Don Samuel Ruiz muere a los 86 años. Deja huérfanos a millones de indígenas a quienes defendió con pasión social y fervor religioso. El Tatic, como lo llamaban, dio y arriesgó su vida no sólo por los indígenas mexicanos, sino centroamericanos sometidos a siglos de explotación, marginación y desprecio. Esta opción lo transformó en un personaje polémico e incómodo, especialmente para los acaudalados del poder secular y del poder religioso.

Samuel Ruiz, nace en Irapuato en 1924, en el corazón del Bajío marcado por el conservadurismo católico. Es notorio observar su travesía religiosa que va desde la fe cristera de su infancia, a la renovación modernista del Concilio Vaticano II, 1962-1965, donde participa ya como joven obispo con tan sólo 37 años; en su tercer tránsito asume la opción por los pobres, la teología de la liberación y la decidida defensa de los derechos humanos de los indígenas. Aquí forma parte de una generación dorada en la historia de la Iglesia de América Latina y comparte búsquedas de justicia social al lado de obispos míticos, como Hélder Cámara (Brasil), Juan Landázuri (Perú), Jesús Silva Enríquez (Chile) y Óscar Arnulfo Romero (El Salvador). Otro paso importante en su trayectoria pastoral fue haber explorado los temas de la teología india e iglesia autóctona que tanta irritación e incomodidad causó entre los sectores conservadores de la Iglesia.

A raíz del levantamiento armado en Chiapas, enero de 1994, numerosos medios de comunicación, personajes políticos, religiosos e intelectuales se apresuraron en señalar a Samuel Ruiz como principal causante de la insurrección. Así lo denuncia Carlos Fazio en su libro: Samuel Ruiz, el caminante (1994); sin embargo recordemos que el propio don Samuel, durante la vista del Papa a Mérida en agosto de 1993, advirtió la explosividad de la realidad chiapaneca; entregó a Juan Pablo II un informe que documentaba su preocupación, actitud que fue tachada de exhibicionismo pastoral. El historiador Jean Meyer en su libro Samuel Ruiz en San Cristóbal (2000), establece que si bien no se le puede adjudicar el alzamiento insurgente zapatista, tampoco éste se puede explicar sin su histórico paso al frente de la diócesis de San Cristóbal. El trabajo pastoral de la diócesis formó a cerca de 100 mil catequistas que indudablemente nutrieron las filas y la mística zapatista. Don Samuel insistía en que el trabajo no era el mérito de una sola persona, sino de un grupo amplio de religiosos y laicos; sin embargo, sin el aliento a las innovaciones y cambios que él consintió, nada se habría concretado. El hecho es que la diócesis de San Cristóbal de las Casas experimentó un notorio dinamismo gracias a tres factores básicos: a) la opción prioritaria de formación y crecimiento cuantitativo de catequistas, diáconos y agentes pastorales indígenas con un enfoque de inculturación y respeto absoluto a las culturas tradicionales, es decir, fue pionero en el enfoque multicultural; b) forja un gobierno diocesano abierto y participativo rebasando la rígida estructura autoritaria y medieval que prima hoy en la mayor parte de las diócesis; creó un estilo de conducción donde las opciones se construían en asambleas diocesanas con una amplia participación de los actores religiosos, y c) la diócesis de San Cristóbal fue refugio de una importante cantidad de sacerdotes, religiosos y laicos que por sus posturas sociales habían sido expulsados o marginados de otras diócesis. En todo caso, el arraigo, representatividad y fortaleza de la diócesis de San Cristóbal llevó Samuel Ruiz a ser un factor de concordia y de paz, como mediador entre el gobierno y el EZLN que evitó mayor polarización, así como el derramamiento de sangre. En 1994, el protagonismo, involuntario, alcanzado por don Samuel despertó los resquemores y suspicacias tanto del gobierno como de un sector conservador de la Iglesia. En ese año fatídico de 1994, cargado de magnicidios, intrigas sucesorias del salinismo y elecciones, fue objeto de una intensa campaña mediática de desprestigio, cuyo epicentro se ubicaba en la sede de la nunciatura, habitada por el entonces nuncio Girolamo Prigione, enemigo jurado del obispo indigenista. “A Roma llega lo que a Roma va”, reza el adagio eclesiástico; efectivamente Prigione casi logra su remoción argumentando la presión y nerviosismo del gobierno salinista, paradójicamente la función política y secular de mediación que representaba don Samuel frena la ejecutoria vaticana que venía en su contra. Sin embargo, Prigione propició la famosa carta de un alto funcionario de la Santa Sede, Bernadin Gantin, quien cuestionó la tarea de don Samuel. El nuncio, apoyado por Marcial Maciel, tuvo eco en varios de sus protegidos quienes públicamente pusieron en entredicho la labor de Samuel Ruiz, sin embargo, hubo otros sectores de la CEM, como Ernesto Corripio, Sergio Obeso y Bartolomé Carrasco, que lo apoyaron.

Samuel Ruiz fue un hombre de Iglesia. Difícilmente se enfrentaba públicamente con sus hermanos obispos a pesar existir profundas divergencias. Pese a sus opciones sociales apasionadas en defensa de la justicia y de los pobres, Samuel Ruiz fue conservador en el terreno moral. Por convicción y sentido de disciplina eclesial, hay que decirlo, seguía los dictámenes de Roma en temas como aborto, homosexualidad y nuevas parejas. Samuel Ruiz, en resumen, es heredero de Fray Bartolomé de las Casas, el dominico defensor de los indios en el siglo XVI, del concilio y de la teología de la liberación. Ante tanta opacidad clerical, su ejemplo debería cundir entre las nuevas generaciones; sin embargo son pocos que, como Raúl Vera o Alejandro Solalinde, siguen sus pasos. Su muerte significa el adiós de uno de los últimos héroes de la fe.

Adiós, don Sam. BERNARDO BARRANCO

En el mes de Enero se fueron dos grandes mexicanos que toda su vida lucharon por la Justicia y la Libertad; el Dr. Fausto Trejo falleció el día 21 y Don Samuel Ruiz el 24, ambos desde sus respectivas trincheras, siempre estuvieron a lado del pueblo y nunca claudicaron ni coquetearon con el poder.

Otro compañero activista que murió en diciembre pasado fue Enrique Ruiz Castillo “el Piolín” quien simboliza a los miles de estudiante anónimos que en las gloriosas jornadas del 68 y 71. , lucharon por las Libertades Democráticas.

El FCR, lamenta la pérdida de estos hombres que siempre lucharon por una Patria y un Mundo mejor.

                                            SE FUE EL TATIC

 

LUCHA Y ESPERANZA, HERENCIA DE DON SAMUEL*

RAÚL VERA

Estas lecturas que hemos escuchado revelan a don Samuel como un hombre que vivió íntegramente el Evangelio. El texto del profeta Jeremías, de manera espléndida, revela su propia vida. La providencia de Dios quiso que hace 51 años, dos sacerdotes de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas eligieran para él, el lema que utilizó en su escudo episcopal, que era precisamente Para construir y plantar” que está tomado de este texto del profeta Jeremías.

Don Samuel fue como el profeta Jeremías, un hombre que vivió y experimentó la contradicción. Una persona cuyas acciones eran discutidas y condenadas por una parte de la sociedad, pero para los pobres y para quienes hemos trabajado junto con él, para ellos, don Samuel fue una luz potente en quien se cumplió íntegramente aquello que Dios le dijo al profeta: “Desde hoy te doy autoridad sobre las gentes y sobre los reinos, para extirpar y destruir, para perder y derrocar, para reconstruir y plantar” (Jer.1,10).

Don Samuel llegó a un Chiapas plagado de injusticias y de abusos contra el pueblo indígena y contra los pobres. Le tocó ver con sus propios ojos las espaldas de los hombres indígenas marcadas por el látigo de los finqueros; constató desde la palabra de los pobres indígenas, cuando él llegó a esa zona, que el salario para ellos era de tres centavos al día, y todavía se trataba de un salario que nunca se pagaba, pues existía la tienda de raya. También conoció a las muchachas indígenas sometidas a la “ley de la pernada”, es decir, el patrón, antes de que ellas llegaran al matrimonio, tenía que constatar, uniéndose a ellas, su virginidad.

Toda esta situación de injusticias, de abusos, de trato inhumano para los indios mayas, es lo que no sólo con su palabra de verdad, de justicia y de amor en su proclamación de la dignidad que tienen los hijos y las hijas de Dios denunció, sino sobre todo con la construcción de una Iglesia en la que puso los medios para que toda esa serie de injusticias y maltratos desaparecieran a través de las instancias que poco a poco se fueron construyendo, en donde por medio de la evangelización, quienes habían sido esclavos, quienes estaban sometidos, quienes no tenían voz, conocieran la dignidad que Dios les dio desde su nacimiento. Y esos mismos indígenas hombres y mujeres, por medio de su participación activa y la construcción de esas instancias, participaron en el cambio de las estructuras sociales, en las que se justificaba y se instrumentaba el trato inhumano que recibían.

De esta manera, el tatic Samuel ayudó a que quienes eran oprimidos y humillados, se convirtieran como anuncia el profeta Isaías, en robles de justicia, reparadores y reconstructores de ciudades devastadas (Cf. Is. 61,3-4). Todos y todas somos testigos, quienes colaboramos con él en Chiapas y quienes conocieron su obra desde otros espacios, de lo que significó para él este trabajo por la liberación de los pueblos mayas que viven en Chiapas. Entendemos perfectamente por el texto del profeta Jeremías de dónde le venía la fortaleza inquebrantable que lo caracterizó.

Como si estuvieran grabadas en su corazón estas palabras: “Mira que hoy te he convertido en plaza fuerte en pilar de hierro, en muralla de bronce, frente a toda esta tierra… Te harán la guerra, más no podrán contigo, pues contigo estoy para salvarte” El texto de la Carta a los Romanos describe por boca de San Pablo el ánimo que caracteriza a los elegidos de Cristo: “¿Quién nos separará del amor de Cristo?, ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada? En todo esto salimos vencedores gracias a aquél que nos amó” (Rm. 8, 35.37).

Hoy en la Pascua del tatic, nosotros y nosotras estamos celebrando su triunfo, con la fuerza de Cristo, sobre todos estos obstáculos; él nos deja la herencia de la esperanza en un mundo diferente, en un México justo, en un México en el que reine la paz. Con su sabiduría de la vida, con su testimonio de fe, con su amor por la familia humana, nos dice: tienen que luchar, tienen que ser valientes, pues el triunfo del bien sobre el mal está asegurado. Que no decaiga nunca su fortaleza, que no les venza nunca el desánimo.

El comienzo del Sermón de la Montaña que nos muestra el evangelio de Mateo con el discurso de las bienaventuranzas, nos demuestra la calidad del hombre que fue el tatic Samuel, ya que encarnó en toda su integridad la palabra de Jesús. Hoy, con toda verdad, podemos llamar al Tatic, bienaventurado. Por su identificación con los pobres y afligidos, por su perseverancia para vencer el mal a fuerza de bien, por las lágrimas que le vimos derramar al lado de los humillados víctimas de la crueldad humana a los que él les enseñó a trabajar por la justicia, liberándose de cualquier sentimiento de rencor y de cualquier movimiento de venganza, confiando en que el Señor, es la recompensa de los justos.

Él es un ejemplo de los hambrientos y sedientos de justicia; con todas sus fuerzas trabajó por desterrar la injusticia y suplantarla por la justicia. Con todas sus fuerzas mantuvo por encima de todo su lucha por el respeto a los derechos humanos y a la dignidad de todos y todas. No había sufrimiento que no tocara su corazón. Siempre ante quienes lo calumniaron, lo trataron de detener por los medios más ruines en este trabajo por el bien de la comunidad humana, don Samuel actuó siempre con misericordia ante ellos, esperando con paciencia que un día entendieran cuál sería el fin desastroso de sus vidas si seguían adheridos al mal, a sus ambiciones y a su egoísmo.

Don Samuel tuvo ojos para ver la imagen de Dios en cada uno de sus hermanos y hermanas porque tenía el corazón limpio. Y con toda verdad vemos que hasta el final de su vida se conservó como un auténtico hijo de Dios por su trabajo por la paz, que nace de la justicia y del amor.

Dichoso tú, tatic Samuel, perseguido por la causa de la justicia, porque tuyo es hoy en plenitud el Reino de los Cielos. Dichoso tú, tatic Samuel, que fuiste objeto de injurias y calumnias; de innumerables persecuciones, de vituperios, de insultos por la causa de Jesús, que es la plenitud de la vida de los pobres, la plenitud de la vida para todos los seres humanos en esta tierra. Alégrate ahora y salta de contento ante Dios porque esto lo sufriste por ser profeta fiel de Jesús. Dichoso tú, tatic Samuel, que hoy disfrutas de la recompensa de los justos.

* Homilía pronunciada en honor de Samuel Ruiz

               EN MEMORIA DEL DR. FAUSTO TREJO FUENTES

Por Jaime Uranga

Conocí al Dr. Trejo en 1968 en que fui alumno de él. Cientos de estudiantes tuvimos, a través de él, nuestro primer enfrentamiento con la realidad antidemocrática que vivía el país, conocimos las fechorías que el imperio Norteamericano estaba realizando en Vietnam, en México y el resto de América Latina.

El Dr. Fausto ofreció dos conferencias magistrales en 1968, organizadas por el “Ateneo Justo Sierra”, del cual yo era responsable, con lleno completo del auditorio (hoy convertido en teatro en la clínica del seguro social de Eje Central en Tlatelolco, junto a la Plaza de las Tres Culturas), con estudiantes ocupando lugar en los pasillos, sentados en el piso frente al foro y en los accesos, tal era su poder de convocatoria, el cariño y respeto que despertaba en los estudiantes.

Éramos jóvenes de 16 a 19 años que antes de conocer al Dr. Fausto, vivíamos en la inconsciencia política, dedicados al estudio machetero de nuestras materias académicas, ajenos a la lectura de libros sobre política y cultura en general. Con su encendido discurso nos abrió una nueva perspectiva sobre la vida, manteniendo al público atento durante tres horas, solamente interrumpido por la alegría y las risas que desataban sus chispazos de buen humor y sus chistes. No cabe duda sabía como comunicar con la juventud. Al final de la primera Conferencia, por unanimidad los estudiantes decidieron que impartiera otra, por eso hubo dos antes de aquel julio 26 de 1968, en que inició el Movimiento Estudiantil y tuvimos nuestra cita con la Historia de México.

La destacada participación de Voca 7 en el movimiento estudiantil de ’68 no se puede entender sin este Gran Maestro de la Juventud Mexicana.

El Dr. Fausto Trejo Fuentes como todos los grandes luchadores a favor del pueblo no mueren, sus enseñanzas permanecen vivas en todos sus miles de discípulos. El Dr. Fausto Trejo Fuentes, miembro del Consejo Nacional de Huelga en 1968, un gran mexicano que permanecerá en nuestra memoria.

¡Hasta la Victoria Siempre

FAUSTO

No con letras de oro
sino con fuego,
tu nombre es corazón al aire
que asume de nuevo la vanguardia.
Fausto Fuego:
No podemos decir que descansas,
camarada.

Porque tan sólo el evocarte nos congrega en mitin.
Porque tu ejemplo es llamarada
que nos subleva el pulso.

Fausto Fuego, Fausto Fénix:
Elegiste la ceniza
para entregarte al agua y fecundar la piedra
del Chacmol donde la patria
es una lágrima rebelde
que no han podido destruir.

Fausto Amigo y Hermano,
Fausto Padre de tantos
que hoy se quedan huérfanos,
Mackandal que te elevas
de un crisol de huesos que deviene banderolas:
Haznos un espacio en ese corazón enorme,
en ese Granma
que surca de nuevo por el mar y por el aire.

Y no permitas, jamás lo aceptes
que se consuma el Fuego
en cada trinchera
donde tu espíritu crepita fervoroso.

Danos la pauta, camarada.
Asume tu potro, COMANDANTE.


Ojalá hubieras estado en el Hasta Siempre que le dimos al camarada Fausto. La emotividad del evento, la espontaneidad de la gente, demuestran el tamaño descomunal de este camarada. Al final, a punto de partir, yo no vi un féretro sino una nave, un Granma dispuesto a surcar de nuevo hacia la historia. Y como los antiguos reyes vikingos, se dirigía hacia el fuego. Con flores de fuego en vez de flechas le dimos el Hasta Luego y lo nombramos Comandante. Él, sencillo como siempre, de seguro ya se integró como un soldado más a ese otro gigante, a quien conoció en México y con quien estrechó un vínculo indestructible de amistad y camaradería: el Comandante Guevara. Hoy los dos hermanos caminan juntos

Alejandro Zenteno Chávez / Enero 22 de 2011.



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