LEMA

! POR LA LIBERACION ECONÓMICA, CULTURAL Y POLÍTICA DE NUESTROS PUEBLOS !







25 julio 2016

42 ANIVERSARIO DEL FCR


Un 26 de julio de 1974 se funda el FRENTE CULTURAL REVOLUCIONARIO. El día que se escogió para nacer formalmente, no fue escogido al azar, sino que se buscó coincidir con una fecha que históricamente tiene un significado muy especial; un 26 de julio de 1953 se produce el ataque al cuartel Moncada, lo que da inició al proceso de la Revolución Cubana, y otro 26 de julio de 1968 se inició también en México, el Movimiento Estudiantil, ambos eventos significan un despertar histórico para Latinoamérica y para México.

El FCR es y siempre será solidario, con las luchas revolucionarias, democráticas y progresistas, que se dan tanto en nuestro País, como en nuestros pueblos hermanos de Latinoamérica y en general en el Mundo.

El FCR participa en el Movimiento Mexicano por la Paz y el Desarrollo, adherente al Consejo Mundial por la Paz, en dónde mantiene como principio el apotegma Juarista: “Entre los individuos como entre las naciones el Respeto al Derecho ajeno, es la Paz “

 ¡POR LA LIBERACIÓN, ECONÓMICA, CULTURAL Y POLÍTICA DE NUESTROS PUEBLOS!
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APUNTES PARA LA HISTORIA DEL FCR*


Fundadores del FCR y el TLE

El Frente Cultural Revolucionario del IPN, se forma en 1974 cuando un grupo de estudiantes de la ESIME se reúnen con la finalidad de crear una organización político- cultural y que se planteó  contar con tres áreas en su estructura, una era la actividad de difusión cultural mediante la presentación de grupos de música latinoamericana, grupos de teatro, cine, conferencias, etc., a través del Ateneo Lázaro Cárdenas, todas estas actividades siempre tuvieron un contenido político y que era básicamente presentar a los estudiantes de toda la Unidad Profesional de Zacatenco una alternativa político-cultural diferente a la que presentaba en ese tiempo difusión cultural del IPN o la televisión mexicana, por otro lado el FCR contaba con el área académica mediante el Taller Libre de Electrónica (TLE), el cual buscaba el acercamiento con los estudiantes, principalmente del área de ingeniería en comunicaciones y electrónica de la ESIME.

El Taller Libre de Electrónica juega un papel muy importante con la llegada del profesor Ángel Zapata Ferrer, recién llegado de Cuba, el maestro promovió cursos prácticos e innovadores en el campo de electrónica, entre los cuales se pueden citar los siguientes: electromedicina, bioelectrónica, bioacustica, etc. siendo precursor de estas materias en el IPN, se impartieron múltiples cursos tanto en el TLE. que se ubicaba en la planta baja del edificio Z, así como en el edificio 10 donde estaba la carrera de Ingeniería en Comunicaciones y Electrónica (ICE).

Para la impartición de los cursos el profesor Zapata se rodeó de otros especialistas en la materia, la finalidad de estos cursos  fue que los estudiantes unieran la teoría con la práctica y despertar  el interés en otras áreas,  como lo fue en el campo de la bioelectrónica, que actualmente tiene un desarrollo impresionante mediante la fabricación de múltiples equipos de diagnóstico médico, equipos en donde la electrónica juega un papel protagónico, es gracias a estos equipos de diagnóstico que la salud de la población mundial ha mejorado al tener los médicos más información para poder tratar las enfermedades de los pacientes y repercutiendo en una mejor calidad de vida e incrementándose el promedio de vida de los habitantes de este planeta y que tienen acceso a los sistemas de salud.

En conclusión considero que el Taller Libre de Electrónica del Frente Cultural Revolucionario del IPN es pionero en el aérea de la Electromedicina y que el profesor Ángel Zapata Ferrer con su entusiasmo y sus conocimientos fue el artífice de este logro
                                                     
*Ing. Primitivo Medina Nieves
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UN POLITÉCNICO MUY SINGULAR
Por Guadalupe Álvarez Lloveras*

Hace pocos días tuve un sueño donde preguntaba al ingeniero Ángel Ramón Zapata Ferrer, cómo escribir acerca de él. Lo ví sentado frente a un piano relatando que era ingeniero en Comunicaciones y Electrónica investigador Nacional Nivel II y candidato a doctor en Ingeniería Biomédica.

Dijo ser cantautor y tocar el piano y la guitarra; señaló que por la década de los cuarenta se presentó en teatros de Tijuana y Los Ángeles, las radiodifusoras XEQ, XEW, XEX y en diversos centros nocturnos como el Ciro’s del Hotel Reforma, El Patio, El Bagatelle, y el Sutter Theatre de San Francisco, California.

Mientras hablaba, sus manos ejecutaban una de sus últimas composiciones: Enigma de Mujer. Cómo describir a este hombre que abarcó varias ramas de la ciencia, de la tecnología y del arte, quien se definió así mismo como campechano de nacimiento, cubano por aculturación y científico por convicción; conocido por la farándula mexicana a fines de los años cuarenta como el crooner Carlos Duval.

Motivada por el sonido del piano me atreví a preguntar: ¿cómo se inició en el campo de la ciencia? Inicié mis estudios técnicos en 1946 en la ciudad de México, ingresé a la ESIME Allende en la carrera de Técnico en Telecomunicaciones. De 1946 a 1952 combiné mis estudios con la vocación artística que desde joven tengo. Fue muy difícil conjugar dos actividades tan disímiles aunque interesantes: el arte y estudiar en el Instituto Politécnico Nacional.

Mientras tocaba Embraceable me, le cuestioné ¿por qué abandonó su actividad artística y se dedicó a la ciencia y la tecnología?

Es una pregunta difícil de contestar ya que influyeron varios factores. En esa época componía canciones, y un día, un señor, del cual no te diré su nombre, me habló de su difícil situación económica; le proporcioné dos canciones de mi autoría para que pudiera conseguir trabajo; estas canciones, sobre todo una de ellas, fueron un éxito y se grabaron en toda América Latina, pero jamás vinculó mi nombre al suyo como autor de las mismas. Esto me decepcionó y decidí trabajar como ingeniero técnico en la primera compañía que se instaló en México para el mantenimiento de televisores. Otro factor fue que me casé con mi primera esposa cubana y me fui a Cuba con ella.

El piano seguía sonando con los acordes y armonías que le son característicos, y yo continué indagando.

¿Cómo ingresó a la planta docente de la Universidad de La Habana? De 1952 a 1959, trabajé en un pequeño taller de mantenimiento a equipos electrónicos y de televisión; uno de mis empleados, sin saberlo yo, apoyaba al Movimiento 26 de julio; por él conocí la represión de la dictadura del general Fulgencio Batista. Al triunfo de la Revolución Cubana, este joven me propuso trabajar como profesor en el Ministerio de Comunicaciones, lo cual acepté. Ahí diseñé un sistema de comunicaciones para la enseñanza de la telegrafía y la radiotelegrafía.

Gracias a este diseño, el Ing. José Altshuler, en ese momento vicerrector de la Universidad de La Habana, me sugirió trabajar en la Escuela de Física, pues conseguir profesores era de primordial importancia dado el incremento del alumnado y el éxodo de profesionales docentes disidentes de la Revolución.

¿Cómo se inició en el área de la electrónica aplicada a la medicina? En mi paso por la Universidad de La Habana, de 1961 a 1966, estudié en la Facultad de Ingeniería la carrera de Ingeniería Eléctrica, con especialidad en Electrónica. En 1964, los doctores Rubén Martí del Castillo, Francisco Auchet Jenkins –grandes amigos de la Escuela de Física– y yo, preparamos el primer curso de electromedicina; con ello incursionamos en el área de la Bioingeniería, antes de que lo hicieran otros países latinoamericanos.

Continuó tocando el piano, cambiando con facilidad de una melodía a otra, mientras yo insistía con mis preguntas. ¿Valió la pena haber estado fuera de su país diecinueve años? Claro que sí; además de vivir momentos cruciales de la Revolución Cubana, adquirí numerosos conocimientos científicos y, como sabes, me divorcié de mi primera esposa, me volví a casar y tuve dos hijas: Solangel y tú, mi hija de crianza.

Toda esta experiencia me sirvió de regreso a México, donde el Dr. Augusto Fernández Guardiola, jefe de Investigaciones Cerebrales del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, me acogió; después, ambos continuamos nuestra labor científica en el Instituto Nacional de Psiquiatría; a él le estoy agradecido; asimismo a los funcionarios del Politécnico quienes me brindaron la oportunidad de ser docente en mi Alma Mater.

Las armonías del piano sonaban y con tantas preguntas por hacer, sólo se me ocurrió decir, ¿cuáles son las aportaciones científicas y/o tecnológicas que ha desarrollado? Brevemente te diré que un aparato para medir el umbral del dolor térmicocutáneo; un fotoestimulador programable; un aparato para tratar el dolor crónico y otro para el análisis de la conducta en animales; un minilaboratorio de varios módulos para ser usado en trabajos de investigación; y dos sistemas: uno electrónico para registrar y estimular a través del mismo electrodo y otro de biorretroalimentación.

También, con apoyo del Instituto Mexicano de Psiquiatría y el propio CONACYT, se desarrolló un aparato para detectar la llegada del ataque epiléptico y alertar al sujeto mediante un estímulo acústico.

Asimismo, participé en un proyecto del INAH y CONACYT referente al fechado arqueológico. De 1978 a 1981, en el Centro Nacional de Instrumentación realicé trabajos de investigación con cámara de niebla de difusión, los cuales sirvieron de referencia para el trabajo de fechado arqueológico.

Fui presidente del Capítulo de Ingeniería y Medicina del Instituto de Ingenieros, IEEE (Sección México) y miembro activo de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Biomédica.

Mientras narra esto, no deja de tocar el piano, ¿cómo le hará?, ahora escucho The Man I love, le pone mucha “enjundia” y me dice, me gusta en especial esta canción, porque Solangel la canta en inglés conmigo.

Arremeto de nuevo: ¿Y en el IPN cuál es su trayectoria? A mi querido Politécnico ingresé en 1973 con trabajos de docencia y de investigación; fui asesor de la Dirección General del Instituto; y en la ESIME Zacatenco inicié los trabajos de Bioingeniería y apoyé a los alumnos en la creación del Taller Libre de Electrónica, donde elaboramos circuitos electrónicos y construimos los paneles para realizarlas prácticas.

De 1981 a 1983, colaboré en la División de Enseñanza y Docencia con la elaboración de apuntes de Bioelectrónica; y en la ESIME Culhuacán, de 1983 a 1986 en el diseño y construcción de un sistema para la enseñanza de la física (mecánica) por métodos electrónicos. Asimismo, estuve en la Jefatura del Taller de Alumnos, donde desarrollamos la infraestructura e impulsamos la investigación tecnológica.

De pronto, el sonido del piano se disipó y su imagen poco a poco se alejó, yo tomé conciencia de la distancia buscando recuperarla pero, fue inútil…desperté… y permanecí con la sensación y seguridad de haber estado con él, ya que mis oídos aún sentían los acordes del piano.

Con tristeza recuerdo que no hablo con él desde noviembre de 1999, cuando partió a aquel Congreso de Ingeniería Biomédica en Ixtapa, Zihuatanejo, donde falleció víctima de un infarto. Sin tu presencia: Ángel Ramón, nuestra vida familiar ya no es la misma.

*Profesora-Investigadora del CECyT Ricardo Flores Magón,  hija del Ing.  Ángel Ramón Zapata Ferrer
            Publicado en el Cronista Politécnico. Año 7 número 28.

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EL TALLER LIBRE DE ELECTRÓNICA
                       UN MÓDELO DE ADMINISTRACIÓN PARTICIPATIVA

El Taller Libre de Electrónica se formó en 1974 a iniciativa de un grupo de estudiantes de la ESIME de la carrera de Ingeniería en Comunicaciones y Electrónica, (algunos de ellos participantes en el movimiento estudiantil) que cuestionaban la educación tradicional y que pretendían aplicar los conocimientos teóricos recibidos en las aulas a problemas prácticos específicos. Cuestión que no se podía dar en los laboratorios oficiales de la escuela por las licitantes de equipo y de tiempo de los mismos.

Se consideraba que la poca coordinación que existía entre la teoría y la práctica, era la causa de la frustración y reprobación que orillaba finalmente a la deserción de la carrera.

Bajo estas consideraciones y con el apoyo de algunos profesores, entre ellos el Ing. Ángel Zapata Ferrer, quien recién había regresado de la Universidad de la Habana en donde vivió el proceso de la revolución cubana y que en las condiciones adversas que provocó la salida de un gran número de profesionistas del país fue de los impulsores de los laboratorios de Física de la propia universidad, en donde las carencias fueron suplidas por la imaginación y la iniciativa de estudiantes y profesores de esa época.

Aunados la inquietud y el entusiasmo de éste grupo de estudiantes y la experiencia del Ing. Zapata, fue posible la creación del TLE, espacio donde se sentaron las bases de disciplinas como la Bioelectonica y la Electomedicina.  

La historia del TLE implica el rescate de una serie de experiencias vividas en una institución de carácter eminentemente tecnológico, como lo es la ESIME, en donde el proceso de enseñanza-aprendizaje, se dio en una concepción mucho más amplia de la simple recepción de información áulistica. Y que con elementos propios demostró que es posible un tipo de educación alternativa, que corresponda a las necesidades reales de nuestro país.

ANALISIS DE LA EXPERIENCIA.

El rescate de ésta experiencia, busca esencialmente encontrar elementos teórico-cognoscitivos para ofrecer un modelo de enseñanza-aprendizaje de tipo horizontal que permita a los sujetos de éste proceso un acercamiento más libre y lúdico a la tecnología, a la ciencia y en general al conocimiento.
El Taller Libre de Electrónica, que funcionó de 1974 a 1992, se puede ver desde el punto de vista Administrativo, como una experiencia participativa, en dónde maestros y alumnos fueron el eje fundamental de este modelo.

Los resultados que se pueden observar retrospectivamente de esta experiencia, y que cubren plenamente los objetivos de la administración educativa planteados por Materi y Bahler, fueron entre otros:

Se amplió la posibilidad de que los estudiantes que tenían restricciones a los laboratorios oficiales, pudieran contar con un espacio, que estaba abierto incluso sábados, domingos y períodos vacacionales.

El modelo permitió la transferencia de conocimientos de estudiantes de semestres adelantados a los de semestres iniciales.

Se fomentó el autodidactismo, y el trabajo cooperativo, en base a proyectos específicos.

Se posibilitó complementar la enseñanza teórica, recibida en las aulas, con el aprendizaje práctico.

Se dio la oportunidad de que los estudiantes obtuvieran ingresos, en base a los equipos reparados por ellos mismos dentro y con material del Taller.

Se fomentó el estudio y la investigación de otros campos de la Electrónica, como la Electromedicina y la Bioelectrónica.

Los egresados que pasaron por este Taller, tuvieron mayor oportunidad de colocarse rápidamente en el mercado de trabajo, por la experiencia acumulada en cuestiones prácticas.

Estos objetivos logrados, fueron posibles gracias a que el modelo organizativo y administrativo funcionó en forma horizontal, en dónde maestros y estudiantes auto administraban el TLE, sin injerencia externa, y que era también autofinanciable.

Sin embargo el cierre del TLE ocurrido en 1992, fue producto de una decisión vertical de los “administradores de la Escuela”, y que obedeció a cuestiones políticas, más que académicas o pedagógicas.
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FCR manifiesta su solidaridad con los maestros mexicanos adheridos a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y saluda a los comités de Paz del continente americano y a la reunión Trilateral México-Estados Unidos-Canadá que se reúnen este mes en la Ciudad de Toronto.