LEMA

! POR LA LIBERACION ECONÓMICA, CULTURAL Y POLÍTICA DE NUESTROS PUEBLOS !







05 julio 2013

NELSON MANDELA




Después de escalar una montaña muy alta, descubrimos que hay muchas otras montañas por escalar.  


 Presidente de Sudáfrica 10 de mayo de 1994 – 14 de junio de 1999

Veintisiete años en prisión convirtieron a Nelson Mandela en el símbolo carismático de la lucha del pueblo negro por la abolición del apartheid. Se perfiló como el constructor de una «nación arco iris» en el seno de la cual tanto blancos como personas de color vivirían en paz.
 Premio Lenin de la Paz 1990
Premio Nobel de la Paz 1993

¡POR LA LIBERACIÓN ECONÓMICA, CULTURAL Y POLÍTICA DE NUESTROS PUEBLOS!

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NELSON MANDELA

 

Nació el 18 de julio de 1918 en Mvezo, El Cabo, pertenece a la familia real del pueblo tembu, proveniente de la etnia xhosa. Su verdadero nombre es Rolihlahla Madiba Mandela. Su nombre de pila parecía predestinado, ya que Rolihlahla significa "promotor de disturbios".

Tuvo una infancia feliz, escuchando a los ancianos relatar la historia de su pueblo, cuando éste era libre, antes de la llegada de los blancos. En ese entonces, la armonía y la paz reinaban entre los tembu.  A los cinco años pastoreaba ovejas y becerros. Fue uno de los 15 hijos de Henry Mgadla Mandela, consejero principal del Jefe Supremo de Thembuland, quien a la muerte de su padre se convirtió en tutor de Mandela. Al concluir la educación primaria en una escuela local de misioneros, en 1938 ingresó en la universidad de Fort Hare, exclusivamente reservada a la élite negra para obtener su título de Bachiller en Artes. Para él fue el primer impacto cultural: apren­dió inglés y la historia de las civilizaciones occidentales. Ahí conoció también a Oliver Tambo, futuro compañero de lucha. En septiembre de 1941, Mandela participó en una huelga de estudiantes que protestaban contra los malos tratos infligidos a una empleada negra. Expulsados durante algunos días, todos los huelguistas se reintegraron a la universidad, salvo Nelson Mandela. Además, en desacuerdo con su tutor que deseaba casarlo, huyó de Transkei y viajó a Johannesburgo.

Mandela descubrió las realidades de la opresión blanca cuando se instaló en el barrio negro de Alexandra: pobreza, cesantía y violencia eran pan de cada día en el township. Se inscribió en la universidad de Witwatersrand y comenzó sus estudios de derecho. Para financiarlos, se desempeñó en una serie de pequeños empleos y fue finalmente contratado por un bufete de abogados blancos. La integración fue difícil.

Estos años reforzaron su odio profundo respecto del apartheid: en adelante, Mandela pretendía luchar por la dignidad de la comunidad negra. Uno de sus amigos, Walter Sisulu, lo hizo conocer el ANC, organización fundada en 1911 pero que seguía siendo elitista y carecía de un programa de acción. En 1944, junto a Sisulu, Tambo y Anton Lembede, fundan la Liga juvenil del Congreso Nacional Africano, cuyo objetivo era reformar el ANC acercándolo a las masas. Convertido en secretario en 1948 y luego en presidente de la Liga en 1950, se perfilaba como el hombre de la renovación.
 
Después de integrarse al comité de dirección, multiplicó las reuniones públicas en los guetos negros. Movilizó las muchedumbres y su nombre empezó a circular cada vez más: se impuso a la cabeza del movimiento por los derechos civiles. Mandela pretendía presionar al gobierno con actos no violentos como el boicot y las huelgas. Organizó junto con otros dirigentes una campaña de desobediencia civil o 1952, lo que le valió una primera condena. El mismo año se convirtió en vicepresidente del ANC y estableció el «plan que apuntaba a democratizar el movimiento —principalmente por medio de la creación de congresos locales. En 1949, Mandela y sus camaradas impusieron sus puntos de vista al ANC. aunque en principio se oponía a colaborar con otros grupos raciales, cambió de opinión en 1952 durante el transcurso de la denominada 'Campaña del Desafío'. Por ello propugnó la acción conjunta contra la política gubernamental del apartheid.

En forma paralela creó junto con Tambo el primer bufete de abogados negros de Sudáfrica. Trató entonces de ayudar en concreto a las víctimas de la segregación racial: pero ¿qué podía hacer frente a una justicia cómplice del poder blanco.

En diciembre de 1952, fue detenido en virtud de la Suppression of Communism Act (Ley de Represión del Comunismo). Aunque su condena de nueve meses quedó en suspenso, se le prohibió acudir a mítines o abandonar el distrito de Johannesburgo. Esta prohibición se renovaría repetidamente durante los siguientes nueve años. A pesar de esta inhabilitación, continuó trabajando con los líderes del ANC. En diciembre de 1956 fue, junto con otras 156 personas, juzgado por traición. El juicio se prolongó hasta 1961 y concluyó con la absolución de todos los cargos. Tras la matanza de Sharpeville, en la que 69 ciudadanos negros murieron asesinados por las fuerzas de seguridad surafricanas durante una manifestación en contra del apartheid, fueron prohibidos el ANC y el Congreso Panafricano (PAC). En marzo de 1961, con el fin de evitar su detención y una nueva inhabilitación, Mandela pasó a la clandestinidad y, junto a Sisulu, recorrió en secreto el país para organizar una huelga de tres días. En junio de 1961, los dirigentes del ANC decidieron iniciar la lucha armada y crearon el Umkhonto we Size ('La lanza de la nación'), brazo armado del ANC, con Mandela como máximo dirigente. En enero de 1962, abandonó Sudáfrica y acudió a la Conferencia Panafricana de Addis Abeba (Etiopía); más tarde viajó a Argelia, donde recibió entrenamiento para la lucha guerrillera, y por último a Londres, ciudad en la que se reunió con los líderes de la oposición en el exilio. Regresó a su país en julio de ese año y fue detenido el 5 de agosto acusado de rebelión y abandono ilegal del país.

Él y otros activistas fueron juzgados, en lo que se conoce como el juicio de la traición de Rivonia. Duró desde octubre de 1963 hasta junio de 1964, y llevó a cabo su propia defensa y la de los otros acusados. Fue condenado a cadena perpetua.. Pasó dieciocho años en la prisión de Robben Island, antes de ser trasladado a la de Pollsmoor (Ciudad de El Cabo) en 1982, fecha en la que se inició una campaña internacional en favor de su liberación, siendo el preso político más conocido a nivel mundial. 

Durante los años que permaneció en la prisión de Robben Island, fue obligado a realizar trabajos forzados en las minas de cal de la isla. No les permitían usar gafas oscuras y los reflejos del sol sobre la cal dañaron sus ojos para siempre. Estando en la cárcel murió su madre y uno de sus hijos, pero se le negó el permiso para asistir a sus funerales. En 1985 rechazó la oferta del presidente Pieter Willem Botha de libertad condicional sobre la premisa de que el presidente no estaba dispuesto a modificar su posición sobre el régimen del apartheid.

El gobierno del presidente Frederik Willem de Klerk liberó a Mandela en febrero de 1990, después de legalizar el ANC y otros partidos políticos. Mandela asumió el liderazgo del ANC y dirigió las negociaciones con el gobierno entre los difíciles años de 1990 y 1994, cuando en muchas ocasiones parecía que las negociaciones se iban a romper y que estallaría la violencia. En 1991, el régimen sudafricano abrogó la última de las leyes que constituían la base legal del apartheid.

Su acción en favor de la paz prosiguió: suspendió la lucha armada del ANC e inició las negociaciones con De Klerk., Mandela se divorcié de su mujer Winnie, conocida por su discurso radical. Hombre de compromiso, supo defender ardientemente el principio «un hombre, una voz”. Modeló Sudáfrica a su imagen, humana y moderna. En sus apariciones públicas, Mandela disfrutaba bromeando y bailando al son de las arias tradicionales, vistiendo una remera con los colores de África.

Las primeras elecciones multirraciales del 27 de abril de 1994 dieron la victoria al ANC (el Congreso nacional africano) con casi el 63% de los votos. El 10 de mayo, el Parlamento designó a Nelson Mandela como el primer presidente negro de la historia sudafricana. El nuevo jefe de Estado, de setenta y seis años, era un hombre de sonrisa traviesa y legendario buen humor.

A lo largo de toda su vida se presentó como un interlocutor ineludible en busca de una transición pacífica. Mandela ya no era el líder de la comunidad negra, sino el que unía la nación sudafricana. Su tarea ya no era luchar contra un gobierno blanco racista, sino promover la reconciliación. La nueva res­ponsabilidad que  asumió no lo amilanó: el combate, cualquiera que fuese, le era familiar.

Los comicios de 1994 marcaron el nacimiento de la democracia en un país donde la injusticia, la violencia y la persecución racial habían dominado durante mucho tiempo. Asimismo, significaron la culminación de la batalla heroica de un hombre contra el apartheid.

Mandela, líder durante toda su vida de la lucha por la igualdad racial y huésped durante 27 años de las prisiones estatales, ahora era un hombre de 75 años preparado para llevar a la práctica su idea de «una nueva Sudáfrica donde todos fueran iguales, donde todos los sudafricanos trabajaran juntos para conseguir la seguridad, la paz y la democracia de su país».

La histórica elección, que duró cuatro días, provocó colas kilométricas ante las urnas. Unos dieciséis millones de negros y nueve millones y medio de blancos, asiáticos y mestizos ejercieron su derecho al voto. Tras el recuento de votos, Mandela había obtenido más del 60 por ciento, dejando muy atrás a su rival más próximo, el ex presidente F. W. De Klerk, el hombre que había empezado a abolir el apartheid cinco años antes.

Mandela y Sudáfrica habían recorrido un largo camino, pero décadas de abusos metódicos habían creado problemas de lenta y difícil solución. La propia campaña electoral había sido violentamente interrumpida tanto por enfrentamientos entre blancos y negros. Milicias traficantes de terror, como el Movimiento de Resistencia Afrikaner, emplearon bombas y balas para apoyar una patria sólo de blancos.

Mandela asumió el cargo bajo la presión de una expectativa enorme. Muchos negros vivían sin electricidad ni agua corriente, el 50 por ciento era analfabeto a causa de la enseñanza discriminatoria. Se esperaba que el 87 por ciento de la tierra cultivable, reservada a los blancos, fuera redistribuida «No esperen que hagamos milagros», advirtió Mandela. Pero el hecho de que hablara como presidente de Sudáfrica indicaba que ya había ocurrido uno. De esta manera, promovía el programa »Masakhana» (»Construyámonos los unos a los otros»), basado en la reconciliación y la confianza mutua entre las distintas comunidades. Asimismo, inauguró grandes obras económicas y sociales para luchar contra las desigualdades

 Mandela y De Klerk compartieron en 1993 el Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos para establecer la democracia y la armonía racial en Sudáfrica. En mayo de 1994, tras las primeras elecciones generales en las que todos los grupos raciales (incluidos los negros) tenían derecho al voto, Mandela se convirtió en el primer presidente de raza negra de la República de Sudáfrica. Al asumir su cargo de presidente renunció a una tercera parte del salario y creó el Fondo Nelson Mandela para la Infancia. Tras la aprobación parlamentaria, en mayo de 1996, de la nueva Constitución sudafricana, el propio Mandela la firmó en diciembre de ese año ante miles de personas, en Johannesburgo, poniendo así fin al periodo de transición democrática iniciado con su salida de la cárcel en 1990 y significando también la desaparición del gobierno de coalición formado por el ANC y el Partido Nacional de Frederik Willem de Klerk. Mandela se convirtió definitivamente, en 1997, en un líder indiscutible de las relaciones internacionales africanas, mediando en varios conflictos, como en el de Zaire (actual República Democrática del Congo

El 20 de junio de 1999, Mandela entrega el poder a su sucesor, Thabo Mbeki, y se retira de la política, al menos formalmente. Desde que abandonó el cargo asumió diversas responsabilidades de liderazgo en diversas esferas, entre ellas las negociaciones relativas al conflicto de la región de los Grandes Lagos.

Recibió más de un centenar de títulos universitarios honoríficos y galardones de todo el mundo.



 
MENSAJE PARA NELSON MANDELA



Viejo y prestigioso amigo, cuánto me place verte convertido y reconocido por todas las instituciones políticas del mundo como símbolo de la libertad, la justicia y la dignidad humana.

Te convirtieron en trabajador forzado en las canteras, como hicieron con Martí cuando tenía 17 años.

Sólo estuve en la prisión política menos de dos años, pero fue tiempo suficiente para comprender lo que significan 27 en las soledades de una prisión, separado de familiares y amigos.

En los años finales de tu martirio, tu Patria, bajo la tiranía del Apartheid, fue convertida después de la Batalla de Cuito Cuanavale en instrumento de la guerra contra los combatientes internacionalistas cubanos y angolanos que avanzaban sobre la ocupada Namibia. Nadie podía ocultarte las noticias de la solidaridad que el pueblo, bajo tu guía, despertaba entre todas las personas honestas de la tierra.

Entonces, como hoy, el enemigo estaba a punto de dar un zarpazo nuclear contra las tropas que, en ese caso, avanzaban contra el sistema odioso del Apartheid.

Nunca nadie fue capaz de explicarte de dónde salieron y cuándo se llevaron aquellos instrumentos de muerte.

Visitaste nuestra Patria y te solidarizaste con ella, cuando todavía no eras Presidente de Sudáfrica elegido libremente por el pueblo.

Hoy la humanidad está amenazada por el mayor riesgo en toda la historia de nuestra especie.

Ejerce toda tu inmensa fuerza moral para mantener a Sudáfrica lejos de las bases militares de Estados Unidos y la OTAN. Amigos ayer del Apartheid, hoy compiten cínicamente por simular amistad.

Los pueblos de África que sobrevivan a la catástrofe nuclear que se avecina, necesitarán más que nunca los conocimientos científicos y los avances de la tecnología sudafricana.

La humanidad aún puede preservarse de los golpes demoledores de la tragedia nuclear que se aproxima, y la ambiental que ya está presente.

Fraternalmente; Fidel Castro Ruz, julio 18 de 2010

“NELSON MANDELA, SUS DOS AMORES”

Nelson Mandela,
quiero decirte que no vengo a cantar
la parte triste de una canción
que nos haga llorar.

Nelson Mandela,
quiero pedirte que me dejes contar
la más hermosa historia de amor
que nos pueda llegar.

Nelson Mandela,
desde que tú naciste
ya todo lo que hiciste
fue vivir para que un día
se tuvieran que encontrar.

Mandela,
que encuentro tan fecundo
poder cambiar tu mundo
y el modo tan hermoso
de quererlo eternizar.

Nelson Mandela,
y como pólvora regaste el amor
que te sostiene en una prisión
que te va a liberar.

Qué feliz que en una historia de amor
todo un pueblo encierre su libertad,
qué feliz que en una historia de amor,
todo un pueblo encierre su libertad.

LETRA Y MÚSICA DE PABLO MILANES

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26 de julio de 1968
El Despertar Histórico de una Generación