LEMA

! POR LA LIBERACION ECONÓMICA, CULTURAL Y POLÍTICA DE NUESTROS PUEBLOS !







10 junio 2019

JUNTOS LEVANTEMOS A MEXICO


Por ser de interés para todos los mexicanos, reproducimos la carta dirigida a Trump y el discurso de la Unidad Nacional, escrita y pronunciado por el presidente Andrés López Obrador, y con quién el FCR, cierra filas, respalda y apoya su política nacionalista en defensa de la Soberanía, la Paz y el Desarrollo.

Presidente Donald Trump:

Estoy enterado de su última postura con México. De antemano, le expreso que no quiero la confrontación. Los pueblos y las naciones que representamos merecen que, ante cualquier conflicto en nuestras relaciones, por graves que sean, se recurra al diálogo y actuemos con prudencia y responsabilidad.

El mejor presidente de México, Benito Juárez, mantuvo excelentes relaciones con el prócer republicano Abraham Lincoln. Posteriormente, cuando la expropiación petrolera, el presidente demócrata Franklin D. Roosevelt entendió las profundas razones que llevaron al presidente patriota Lázaro Cárdenas a actuar en favor de nuestra soberanía. Por cierto, el presidente Roosevelt fue un titán de las libertades. Antes que nadie proclamó los cuatro derechos fundamentales del hombre: el derecho a la libertad de la palabra; el derecho a la libertad de cultos; el derecho a vivir libres de temores; y el derecho a vivir libres de miserias.

En este pensamiento fincamos nuestra política sobre el asunto migratorio. Los seres humanos no abandonan sus pueblos por gusto sino por necesidad. Es por ello que, desde el principio de mi gobierno, le propuse a optar por la cooperación para el desarrollo y ayudar a los países centroamericanos con inversiones productivas para crear empleos y resolver de fondo este penoso asunto.

Usted sabe también que nosotros estamos cumpliendo con nuestra responsabilidad de evitar, en la medida de lo posible y sin violentar los derechos humanos, el paso por nuestro país. No está de más recordarle que, en poco tiempo, los mexicanos no tendrán necesidad de acudir a Estados Unidos y que la migración será opcional, no forzosa. Esto, porque estamos combatiendo la corrupción, el principal problema de México ¡como nunca! Y, de esta manera, nuestro país se convertirá en una potencia con dimensión social. Nuestros paisanos podrán trabajar y ser felices donde nacieron, donde están sus familiares, sus costumbres y sus culturas.

Presidente Trump: los problemas sociales no se resuelven con impuestos o medidas coercitivas. ¿Cómo convertir de la noche a la mañana al país de la fraternidad para con los migrantes del mundo en un gueto, en un espacio cerrado, donde se estigmatiza, se maltrata, se persigue, se expulsa y se le cancela el derecho a la justicia a quienes buscan con esfuerzo y trabajo vivir libres de miseria? La Estatua de la Libertad no es un símbolo vacío.

Con todo respeto, aunque tiene el derecho soberano de expresarlo, el lema "Estados Unidos primero" es una falacia porque hasta el fin de los tiempos, incluso, por encima de las fronteras nacionales, prevalecerán la justicia y la fraternidad universales.

De manera específica, ciudadano Presidente: le propongo profundizar en el diálogo, buscar alternativas de fondo al problema migratorio y, por favor, recuerde que no me falta valor, que no soy cobarde ni timorato sino que actúo por principios: creo en la política que, en entre otras cosas, se inventó para evitar la confrontación y la guerra. No creo en la Ley del Talión, en el 'diente por diente' ni en el 'ojo por ojo' porque, si a ésas vamos, todos nos quedaríamos chimuelos o tuertos. Creo que los hombres de Estado y aún más los de Nación, estamos obligados a buscar soluciones pacíficas a las controversias y a llevar a la práctica, por siempre, el bello ideal de la no-violencia.

Por último, le propongo que instruya a sus funcionarios, si para ello no tiene inconveniente, que atiendan a representantes de nuestro gobierno, encabezados por el secretario de Relaciones Exteriores de México, quienes a partir de mañana se trasladarán a Washington para llegar a un acuerdo en beneficio de las dos naciones.

¡Nada por la fuerza, todo por la razón y el Derecho!

Su amigo, Andrés Manuel López Obrador Presidente de México


¡POR LA LIBERACIÓN ECONÓMICA, CULTURAL Y POLÍTICA DE NUESTROS PUEBLOS!
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 DISCURSO PRESIDENTE AMLO

 TIJUANA, BCS 8-VI-2019


Amigas y amigos de México y de Estados Unidos, representantes del Poder Legislativo, Gobernadores, Servidores públicos municipales, estatales y federales, representantes de comunidades indígenas, campesinos, obreros, empresarios, Religiosos, migrantes, Amigas y amigos todos:

Estados Unidos y México no son vecinos distantes. Comparten una frontera de tres mil 180 kilómetros de largo, ejercen una influencia cultural mutua y las historias nacionales de nuestros países están entrelazadas en numerosos episodios de hostilidad, pero también de cooperación y entendimiento.

El gran zarpazo de 1847, y las intervenciones del Siglo XX en nuestro territorio, amén de otros agravios, han tenido una contraparte en la amistad entre gobiernos y la fraternidad de los pueblos de ambas naciones. Por ejemplo, el presidente Benito Juárez recibió una invaluable ayuda de Abraham Lincoln en su lucha contra los invasores franceses y en otros momentos Estados Unidos dio refugio a próceres de nuestra historia como Mariano Escobedo, Vicente Riva Palacio, Francisco I. Madero y José Vasconcelos. No se nos olvida que desconocieron al usurpador Victoriano Huerta, en 1913, quien se había hecho del poder tras un golpe de Estado.

Más aún, muchos periodistas, dirigentes sociales y políticos de nuestro país, optaron por combatir a la dictadura porfirista desde el territorio estadounidense para poner a salvo sus vidas porque, en ese entonces, mientras en Estados Unidos se aplicaba la ley y se les castigaba con cárcel, en México se les tiroteaba por la espalda, se les aplicaba la famosa y terrible “ley fuga”. 

Más adelante, los gobiernos de Franklin Delano Roosevelt y de Lázaro Cárdenas mantuvieron relaciones ejemplares a pesar de la Expropiación Petrolera de 1938; unos años después México peleó al lado de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, no sólo con los aviadores mexicanos del Escuadrón 201 que combatieron en el Pacífico sino, también, enviando al país vecino a trabajadores, braceros que contribuyeron a garantizar la producción de alimentos y materias primas en Estados Unidos.

A mediados del siglo pasado la tecnología y los bienes de capital procedentes de nuestros vecinos del norte fueron fundamentales para el proceso de industrialización impulsado en nuestro país; hacia los años de 1960 dieron comienzo los programas para el desarrollo de la Frontera Norte, con el apoyo del progresivo comercio bilateral. Con el crecimiento de nuestra economía y del mercado interno, las empresas de Estados Unidos encontraron una atractiva zona de inversión y casi todas las grandes corporaciones establecieron filiales en ciudades nuestras.

En 1993 ambos países, además de Canadá, firmaron el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, con lo que se constituyó uno de los principales bloques económicos del mundo. En consecuencia, en 1995, el gobierno de Washington otorgó un apoyo financiero extraordinario para superar la devaluación del peso y la crisis financiera que se presentó al concluir la administración de Carlos Salinas e iniciar la de Ernesto Zedillo.

Una de las consecuencias de la imposición del modelo neoliberal en nuestro país fue la expulsión masiva de población de sus lugares de origen, la pérdida de empleos en una industria desmantelada y, con ello, el mayor flujo de refugiados económicos de nuestra historia. Millones de compatriotas nuestros cruzaron el Río Bravo en busca de subsistencia económica y de mejores horizontes de vida y hubieron de enfrentar la discriminación, los atropellos y la persecución policial, pero también se registraron sublimes manifestaciones de apoyo y solidaridad de una buena parte de la sociedad estadounidense.

En la actualidad, Estados Unidos tiene una comunidad mexicana formada por unos 36 millones de personas, de las cuales 15 millones son nacidas en México. Esa población realiza un aporte fundamental a la economía y a la cultura del país vecino y su participación política allí es cada vez más relevante. Hay en ella más de un millón de emprendedores; además, los mexicanos realizan el 30 por ciento de las labores agrícolas, el 20 por ciento de las tareas en la construcción y el 15 por ciento en la industria turística. En contraparte, esos compatriotas contribuyen a la economía mexicana con remesas por más de 33 mil millones de dólares anuales. Un dato poco citado es que en México residen cerca de un millón 200 mil estadunidenses; es decir, nuestros dos países son protagonistas del mayor intercambio demográfico del mundo.

Por lo demás, así como la nación vecina constituye el principal destino para las exportaciones mexicanas, la nuestra es también el mercado más importante para las exportaciones estadunidenses.

Es en este contexto, y en vísperas de la conclusión del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), que se presenta la decisión unilateral del presidente Donald Trump de imponer un arancel generalizado y progresivo a las exportaciones mexicanas a Estados Unidos. 

Se trató de una medida que respetamos pero que no compartimos porque de aplicarse hubiese causado un daño importante en ambas economías y debilitado en forma significativa la alianza comercial de la región. 

Por fortuna, desde el principio, hicimos propuestas al gobierno estadounidense para resolver de fondo el fenómeno migratorio y eso contribuyó mucho en las intensas negociaciones que se celebraron en Washington. 

También abonó para llegar al acuerdo de ayer la decidida postura de mantener una política de respeto y buena vecindad con el gobierno de Estados Unidos y de fraternidad con su población. Aprovechamos para decirle al pueblo estadounidense, una vez más, que no abrigamos ni abrigaremos intención alguna de perjudicarlo y que estamos resueltos a colaborar con él en todos los ámbitos, especialmente ante la preocupación que suscita el crecimiento del flujo migratorio hacia su país.

Asimismo, acudimos a su comprensión porque el fenómeno migratorio no surge de la nada, es originado por las carencias materiales y la inseguridad en los países centroamericanos y en sectores y regiones marginadas de México, en donde hay seres humanos que necesitan emprender todo un peregrinar para mitigar su hambre y su pobreza o para preservar sus vidas.

Hemos expresado que resolveremos el fenómeno migratorio atacando sus causas profundas, es decir, mediante el impulso al desarrollo y la construcción del bienestar y la paz, y en México lo estamos haciendo. Pero para aplicar esta propuesta en las naciones de Centroamérica y el Caribe es indispensable el concurso de Estados Unidos, de Canadá y de otros países desarrollados. 

Quiero mencionar un dato conmovedor: de los 521 mil migrantes que ingresaron a nuestro país por la frontera sur, en el curso de este año, con la intención de llegar a Estados Unidos, 159 mil 395 son menores de edad y 43 mil 875 viajaron solos. Es claro que, ante esta realidad amarga y dolorosa, no se puede orientar la solución solo a cerrar fronteras o al uso de la fuerza. Lo más eficaz y lo más humano, es enfrentar el fenómeno migratorio combatiendo la falta de oportunidades de empleo y la pobreza, para lograr que la migración sea opcional, no forzada.

En consecuencia, reafirmamos nuestro compromiso de contribuir a evitar que los migrantes atraviesen el territorio nacional para alcanzar el de Estados Unidos, pero jamás lo haremos violando los derechos humanos de los viajeros, empezando por el derecho a la vida. 

Bajo este criterio, siempre será injusto el que se pretenda castigar a México por proponer un alto a la migración mediante el impulso al bienestar y la seguridad en sus puntos de origen y por procurar la fraternidad entre las sociedades y los pueblos. 

Celebramos el importante acuerdo de ayer porque se nos estaba colocando en una situación muy incómoda, la de tener que aplicar a ciertas mercancías de Estados Unidos, restricciones comerciales similares a las que se iban a imponer a exportaciones mexicanas. 

Confieso que como ciudadano rechazo los actos de represalia y la ley del Talión; soy un pacifista convencido, inspirado en los ejemplos de Mahatma Gandhi, de Martin Luther King y de Nelson Mandela. Sin embargo, como jefe y representante del Estado mexicano, no puedo permitir nada que atente contra la economía de nuestro país y menos que se establezca una asimetría injusta, indigna para nuestro gobierno y humillante para nuestra nación.

Ayer se impuso la política sobre la confrontación y debo reconocer que hubo voluntad para buscar una salida negociada al conflicto de parte del presidente Donald Trump y de sus principales colaboradores. 

Al presidente Donald Trump no le levanto un puño cerrado, sino la mano abierta y franca, y le reiteramos nuestra disposición a la amistad, el diálogo y la colaboración. 

Manifestamos, asimismo, nuestra determinación de mantenernos al margen de los asuntos internos de nuestro vecino y cercano país, en congruencia con nuestra política de principios, de que no haya injerencias extranjeras en las decisiones que solo competen a la soberanía de nuestro pueblo.

Estoy orgulloso del trabajo profesional, político y diplomático de la delegación mexicana que estuvo a cargo de este complejo asunto, encabezada por el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard. Agradezco también la solidaridad de los mexicanos, de todas las clases sociales, de todos los sectores, de todas las corrientes del pensamiento, que no titubearon en manifestar su apoyo en la defensa de la dignidad de México y en preservar la amistad con el pueblo de Estados Unidos.

¿Qué sigue? Cumplir puntualmente los compromisos, reforzar nuestra frontera, aplicar la ley y respetar los derechos humanos. Promover la aplicación inmediata del programa de desarrollo de la CEPAL para impulsar las actividades productivas y crear empleos en Centroamérica y en el sur-sureste de México. Desde la semana próxima estaremos ofreciendo oportunidades de empleo, educación, salud y bienestar a quienes esperen en México su solicitud de asilo para ingresar legalmente a Estados Unidos. 

Agregó que existen condiciones políticas inmejorables para conseguir, en tiempo y forma, la ratificación en la Cámara de Senadores del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá.

Amigas, amigos:

México es un país con muchas riquezas naturales, con un pueblo noble y trabajador. Tenemos la herencia de grandes civilizaciones y de culturas practicantes de una ética social extraordinaria, que nos han dejado el hábito y la enseña mayor de poner por delante el amor al prójimo, la ayuda mutua y “el hacer el bien sin mirar a quién”. 

Si a pesar de nuestras diferencias, como lo demostramos en estos días, actuamos juntos, sin odios, con honestidad, humanismo y sentido de la justicia, seremos cada vez más fuertes en el concierto de las naciones y capaces de remontar cualquier adversidad para consumar el gran objetivo de construir una patria nueva, próspera, pacífica y fraterna en la que reine por siempre el ideal del bienestar y la felicidad.

¡Viva México ¡Viva México ¡Viva México!
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¡Ganó México! Ante las amenazas y baladronadas de Trump la prudencia, firmeza y dignidad del presidente Andrés López Obrador y el secretario de relaciones exteriores Marcelo Ebrard y la unidad de un pueblo harto de la sumisión y el servilismo de los Fox, Calderón  Peña y los que se sienten fifis. 

El Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, consideró que el presidente Trump “se rindió fingiendo que ganó” en el enfrentamiento con México.   

El espíritu de Martí, Bolívar y Juárez, siguen vivos y nuestros pueblos sabrán hacerle frente a estas trasnochadas pretensiones de Trump y sus lacayos regionales.  
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MIGUEL LEÓN PORTILLA


(México, 1926) Historiador y antropólogo mexicano. Miguel León Portilla estudió en la Universidad de Loyola, en Los Ángeles, California, donde obtuvo un grado en artes en 1951. En 1956 recibió el doctorado en filosofía por la UNAM. Entre 1955 y 1963 desempeñó los cargos de subdirector y director del Instituto Nacional Indigenista Interamericano. Desde 1963 y durante más de una década fue director del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM y entre 1974 y 1975 fue nombrado cronista de la Ciudad de México. En 1995 ingresó a la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos en el área especial de antropología e historia.

Como antropólogo, historiador, filólogo y filósofo, Miguel León Portilla centró su interés en los pueblos del México prehispánico. Su vasta obra recoge y estudia las creencias, las tradiciones y el pensamiento de estas culturas. Entre sus libros más importantes cabe destacar La filosofía náhuatl (1956), La visión de los vencidos (1959), Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares (1961), El reverso de la Conquista (1964), Trece poetas del mundo azteca (1967), Literaturas indígenas de México (1992) y Quince poetas del mundo náhuatl (1994). Nezahualcóyotl. Poesía y pensamiento (1972), editó obras de Fray Juan de Torquemada, Miguel del Barco y otros autores y reivindicó los escritos del historiador español Fray Bernardino de Sahagún como fuente primaria para el conocimiento de la cultura azteca.

SE LE HOMENAJEARÁ DURANTE TODO ESTE AÑO

Los reconocimientos no bastarán para agradecerle a Miguel León-Portilla el gran trabajo histórico y social que le ha brindado a México; sin embargo, algunas de las instituciones en las que ha colaborado a lo largo de su vida intentarán compartir parte del legado cultural que el escritor le ha dejado a la sociedad a través de sus estudios y análisis.

Durante el anuncio del Homenaje a Don Miguel León-Portilla, en el Museo Nacional de Antropología, se aseguró que éste seguía estable en el hospital a causa de neumonía, “Decidimos celebrarlo sobre todo en este año, donde su voz es necesaria e indispensable para hablar de temas en los que gran parte de su trabajo está relacionado, como los 500 años de la llegada de los españoles a nuestras tierras y la conmemoración a los dialectos, con el Año Internacional de las Lenguas Indígenas”.

Entre las diversas actividades estará un coloquio que se llevará a cabo del 3 al 5 de julio en El Colegio Nacional, el Museo Nacional de Antropología y el Palacio de Bellas Artes, en el que se hablará de la vida, obra y pensamiento del maestro del mundo náhuatl.

Además, las publicaciones de don Miguel tendrán un lugar especial en este momento en las galerías de la UNAM, sobre todo “el clásico de clásicos” La visión de los vencidos (1959), libro que se ha traducido a 15 idiomas.

El legado cultural de León-Portilla también estará presente en la Feria del Libro de los universitarios, la cual se llevará a cabo del 27 de agosto al 1 de septiembre. En esta presentación, de acuerdo con el coordinador de Difusión Cultural, habrá un homenaje especial a don Miguel, pues sus libros serán parte esencial del programa de fomento a la lectura de la UNAM, Universo de Letras, que llevará a cabo distintas actividades, incluyendo un maratón de lectura presentado La visión de los vencidos.

Se destacó que una de las actividades más importantes que presentarán será el “Coloquio 1519, 500 años después”, con el cual en El Colegio Nacional indagarán las perspectivas disciplinarias que hay en esta institución, como la astronomía, la química, las matemáticas y la lingüística, por mencionar algunas.

También se va presentar una novela de él que es Erótica Náhuatl, porque don Miguel también tiene otra característica, es “picarón”, El arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, compartió la falta que les ha hecho don Miguel León-Portilla a los académicos de todo el país, pues “cuántas cosas no nos podría decir que esperamos que nos diga cuando se reponga, con ese afán de vivir”.

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Recordando a las víctimas del Halconazo
en el Congreso de la Ciudad de México
se develó con letras de oro, la leyenda: