LEMA

! POR LA LIBERACION ECONÓMICA, CULTURAL Y POLÍTICA DE NUESTROS PUEBLOS !







11 septiembre 2010

¿QUE HAY QUE CELEBRAR?

El gobierno celebra este año  el Bicentenario de la Independencia Nacional, dilapidando dinero, cuando hay tantas carencias en el País, sin embargo en rigor histórico, el 16 de Septiembre de 1810 es solo el inicio de la lucha por la Independencia, cuándo el padre Miguel Hidalgo y Costilla convoco al pueblo de Dolores a sublevarse contra el régimen del Virreinato al grito de; "¡Viva la Virgen de Guadalupe!, ¡Abajo el mal gobierno!, ¡Viva Fernando VII!"

En ese momento Napoleón tenía invadida España y había hecho abdicar al Rey Fernando VII, e impuesto a su hermano José conocido como “Pepe Botellas”, por lo que Hidalgo acusó a los españoles de pretender entregar el reino a los franceses y hacer peligrar la religión, y en seguida informó a los habitantes que quedaban exentos de pagar impuestos e iba a realizarse la independencia. El resentimiento de los indios sometidos durante casi 3 siglos por los españoles hizo que se armaran como pudieron con machetes, cuchillos, palos, lanzas, etc. y se unieran al llamado del Cura de Dolores.

A partir de ahí iniciaría la guerra de independencia que culminaría con los Tratados de Córdoba (Veracruz) el 24 de agosto de 1821 donde en su artículo I se señala: Esta América se reconocerá por nación soberana e independiente y se llamará en los sucesivo “Imperio Mexicano” Entrando en vigor con la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821, Fecha en que realmente se debe conmemorar la Independencia de México.

Sin embargo lo más trascendental fue el decreto de la abolición de la Esclavitud el 6 de diciembre de 1810 en Guadalajara, firmado por el Generalísimo de América, dónde dijo: Rompamos, americanos, estos lazos de ignominia con que nos han tenido ligados tanto tiempo; para conseguirlo no necesitamos sino unirnos.

Actualmente, la crisis, la violencia y la injusticia son los flagelos en que nos han sumido los gobiernos neoliberales, que al igual que en tiempos porfiristas, están más preocupados en “celebrar” que en resolver los graves problemas del País.

A diferencia de lo que pregonan los voceros oficialistas, las circunstancias del México de hoy, son que seguimos dependientes económica y políticamente, de intereses extranjeros, por lo que no hay nada que celebrar.

A 200 años del inicio de la gesta histórica, que dio nacimiento a la Nación Mexicana, honrar a los Héroes, es que su pensamiento siga vigente, por lo que hay que continuar luchando por ser realmente un País Libre, Independiente y Soberano, como ellos soñaron.

Más que celebrar, lo que debe hacerse en este 2010 es debatir y reflexionar acerca de los ideales y objetivos que plantearon los Insurgentes, organizarnos y luchar como pueblo para nuevamente poder alcanzarlos.

¡ MUERA EL MAL GOBIERNO !

¡ ABAJO EL USURPADOR !

¡ VIVAN LOS HÉROES QUE NOS DIERON PATRIA Y LIBERTAD !

! VIVA MÉXICO !

¡ VIVA MÉXICO !

¡ VIVA MÉXICO !

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INICIOS DE LA LUCHA POR LA INDEPENDENCIA

Desde principios del siglo XIX empezaron a realizarse reuniones para planear la independencia del Virreinato de la Nueva España (México), en esta reuniones literarias destacó la de la ciudad de Valladolid (hoy Morelia), ya una vez había sido descubierta por la autoridad española, pero aún así siguió su marcha en Querétaro. A este tipo de juntas siempre asistían Criollos (hijos de españoles nacidos en América), ya que ellos eran los que más deseaban la libertad y eran los que en un momento dado podían asumir el gobierno.

Estas nueva juntas se disfrazaban como "Academia Literaria" y eran realizadas en la casa del Corregidor Miguel Domínguez y de su esposa Josefa Ortiz de Domínguez. En estas reuniones también participaron Ignacio Allende, personaje importante en la sociedad y el cura Don Miguel Hidalgo y Costilla, el cual era influyente entre los desprotegidos e indígenas, También participó Mariano Abasolo.

Fue Hidalgo el que organizaría el movimiento popular y Allende junto con Aldama serían las cabezas del ejército insurgente. El movimiento que organizaban debería estallar el 1º de diciembre de 1810 para así dar inició a la independencia. pero la conspiración contra la corona española fue descubierta por el virrey Francisco Venegas, enviados a prisión algunos conjurados. Doña Josefa Ortiz de Domínguez envió un emisario a Allende, pero no encontrándolo entregó la misiva a Aldama. Este entró a Dolores el 16 de septiembre a las 2 de la mañana. Al enterarse Hidalgo que se había descubierto la conspiración en Querétaro, dijo a Allende y a Aldama: "Caballeros, somos perdidos; aquí no hay más recurso que ir a coger gachupines".

Después de armar a 10 hombres se dirigieron a la cárcel para libertar a los presos, reuniendo hasta 80 hombres. Era domingo y llamó a misa más temprano que de costumbre. Hidalgo habló a los feligreses que acudieron increpándolos a levantarse en armas para derrocar al mal gobierno y esperar un mejor porvenir. Las palabras de Hidalgo despertaron un vivo entusiasmo por la libertad, llegando a reunir casi 300 hombres. Prendieron al subdelegado, y así se adueñaron de la población sin la más mínima resistencia.

Comenzaba la lucha por la Independencia. Se unió a ellos el Regimiento de la Reina, y la gente del campo, principalmente indios, armados con hondas, palos e instrumentos de labranza, algunas lanzas, espadas y machetes, tocó las campanas para llamar a la primera misa. Por ser domingo, acudieron muchas personas, que en su mayoría eran indígenas. Desde el atrio, el cura les hizo una enérgica exhortación a liberarse del yugo español y terminó su breve discurso al grito de ¡Viva América! ¡Muera el mal gobierno! ¡Viva Fernando VII! A lo que los feligreses emocionados respondieron: ¡Mueran los gachupines!

Rápidamente se organizaron, y a las once de la mañana, salieron de Dolores ochocientos hombres, armados con piedras, lanzas y palos. En su camino hacia la libertad, pasaron por varios pueblos y ciudades, cuyos habitantes apoyaron su noble causa, y muchos de ellos se sumaron al ejército libertador. Al llegar a Atotonilco, Hidalgo tomó de la iglesia una pintura de la Virgen de Guadalupe, con la que improvisó un estandarte y, mientras lo agitaba a la vista de todos, gritó: "¡Viva nuestra Madre Santísima de Guadalupe! ¡ Viva la América!"

Poco después los españoles eligieron a la Virgen de los Remedios, como patrona y generala de sus fuerzas. Al ser informado de que los insurgentes se dirigían a Guanajuato, una de las ciudades más ricas e importantes del virreinato, el intendente, Por instrucciones de Juan Antonio de Riaño, intendente de Guanajuato, los realistas se refugiaron en la Alhóndiga de Granaditas. Al medio día del 28 de septiembre de 1810, dio instrucciones a los soldados realistas de preparar la defensa, mientras que sus empleados trasladaban a ella los caudales reales, los fondos de la ciudad y los archivos del gobierno, además de víveres y barriles de agua. Los españoles también usaron a esa fortaleza como refugio de sus familias, de sus tesoros y de ellos mismos.

Hidalgo trató de persuadir al intendente a rendirse, pero Riaño le mandó decir altiva y despectivamente que lo "esperaba con sus chusmas" en el Castillo de Granaditas. El combate dio inicio al medio día del 28 de septiembre de 1810, entre una muchedumbre de indígenas, armados de piedras, lanzas y garrotes, y unas tropas muy bien equipadas. Los cañones eran tan potentes, que cada una de sus balas bastaba para matar a docenas de insurgentes. No obstante, los sublevados no se daban por vencidos y continuaban luchando valerosamente. Aunque las armas de los realistas superaban en mucho a las piedras de sus enemigos, el número de éstos era inmensamente mayor. Los mineros de Guanajuato, apostados en los cerros lanzaban un verdadero alud de piedras. Repentinamente los españoles y sus partidarios se sintieron perdidos y trataron de rendirse, pero ya era demasiado tarde. Entonces un joven minero, llamado Juan José de los Reyes Martínez, y apodado El Pípila, se cubrió la espalda con una losa de piedra, tomó una rama de ocote encendido, se arrastró hasta la puerta y le prendió fuego, los rebeldes entraron a la fortaleza y aniquilaron a casi todos sus defensores.

Este sangriento acontecimiento indignó al gobierno español y a los representantes de la iglesia, quienes se apresuraron a excomulgar a los insurgentes. La inquisición, que ya había sido suprimida legalmente en España, volvió a establecerse y le dio a Hidalgo el cargo de "impío que sembraba en todas partes el horror, la desolación, los robos..." Pero las acusaciones de los españoles no tenían ninguna validez para el cura, quien prometió que: "Ya no habría inquisidor gachupín, ni arzobispo gachupín, ni virrey gachupín, ni rey gachupín, ni santo gachupín".

La esclavitud agobió a los habitantes de nuestra nación durante los tres siglos de dominación española. Hernán Cortés impuso la abominable costumbre de herrar a los indígenas y cambiarlos por mercancías o ganados. La esclavitud afectó principalmente a los jóvenes de sexo masculino, cuya vida se acortaba sensiblemente, a causa del despiadado trato que recibían y de la rudeza de los trabajos a que los obligaban a desempeñar, el Cura Hidalgo estaba indignado ante semejante barbarie, y su primer decreto, como jefe del movimiento, fue el de garantizarles a todos el derecho a ser libres.

Cuando Félix María Calleja tomó el mando de las tropas realistas, los insurgentes empezaron a sufrir constantes derrotas, como en la Batalla del Puente de Calderón, que se entabló el 17 de enero de 1811, y que fue la última en la que participó Hidalgo. Posteriormente cayó prisionero en Acatita de Bajan y juzgado en Chihuahua, se le imputaron delitos de alta traición, crímenes y asesinatos, sedición, conspiración, y le obligaron a firmar una retractación por "sus errores cometidos contra la persona del Rey y contra Dios". fue fusilado el 30 de julio.

Después de la ejecución de Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez, los principales líderes del movimiento, los realistas los decapitaron, metieron sus cabezas en sendas jaulas de fierro, y las colgaron en las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas. Allí permanecieron hasta la consumación de la Independencia (27 de Septiembre de 1821).

A la muerte de Hidalgo, la insurrección continuó en el sur, bajo la dirección del cura José María Morelos y Pavón, quien solía llamarse a si mismo "Siervo de la Nación". Entre sus lugartenientes figuraban excelentes militares, como los hermanos Galeana, y Bravo, Guerrero y Mariano Matamoros.

Félix María Calleja y Agustín de Iturbide los combatieron durante más de cuatro años, hasta que, el 5 de noviembre de 1815, Morelos fue capturado, despojado de su cargo de sacerdote y ejecutado el 22 de diciembre de 1815, en San Cristóbal Ecatepec

El movimiento de independencia no pereció con Morelos. Vicente Guerrero y otros insurgentes siguieron luchando tenazmente, hasta que lograron liberar a México de la opresión española.






En Guadalajara, Hidalgo formó un gobierno provisional y redactó manifiestos que abolían la esclavitud y el tributo, y promulgaban el reparto de tierras a los indígenas desposeídos. También en esa ciudad se publicó El Despertador Americano, un periódico que se convirtió en el vocero de las ideas independentistas








HIDALGO

Sonaron las campanas de Dolores
Voz de alarma que el cielo estremecía,
Y en medio de la noche surgió el día
De augusta Libertad con los fulgores.

Temblaron de pavor los opresores
E Hidalgo audaz al porvenir veía,
Y la patria, la patria que gemía,
Vio sus espinas convertirse en flores.

¡Benditos los recuerdos venerados

De aquellos que cifraron sus desvelos
En morir por sellar la independencia;
Aquellos que vencidos, no humillados,
Encontraron el paso hasta los cielos
Teniendo por camino su conciencia!

MANUEL ACUÑA
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HIDALGO Y MORELOS

















¡Hidalgo y Morelos, palabras radiosas!
Pregunta esos nombres al monte y al plano
a cielos y a mares, a todas las cosas,
y así te dirán:

El monte de nieve y eternos basaltos
que siglos y siglos sus crestas irguió:
“Morelos, Hidalgo”, dirá, son más altos,
más altos que yo!

El sol, alma fuente de vivos destellos,
Imán de los mundos que el Padre creó:
“¡Hidalgo, Morelos!” dirá “¡son más bellos,
más bellos que yo!”

Y fuentes y prados y valles y cielos,
cantando los nombres de luz de los dos,
dirán con miles voces: “¡Hidalgo, Morelos,
bendígalos Dios!”

AMADO NERVO
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EL GRITO DE LA INDEPENDENCIA

















Golpes suenan en la puerta,
en la puerta del cuarto,
golpes y voces que llaman
ansiosas al Cura Hidalgo.

Se hace luz, en las estancias
se pasean los caballos,
entran Allende y Aldama,
al cuarto del viejo cura.

Y sin más rodeos y preámbulos
dicen: "estamos perdidos:
¿qué resolución tomamos?"

Oye la nueva, tranquilo,
con calma y sosiego, Hidalgo. . .
"No estamos perdidos," contesta "
aquí no queda más que ir a coger gachupines"

Mientras se ajusta las armas,
y ordena que venga un criado
para que dé chocolate,
a sus valientes aliados.

Manda llamar a los serenos,
y a su hermano don Mariano;
se encendieron unas teas,
que agitaban unos cuantos.

Las veruquientas campanas,
despiertan al vecindario;
gentes a pie y de a caballo
acuden al llamamiento.

Y en una de las ventanas,
erguido, grande, sublime;
asoma su busto, Hidalgo. . . .
Y grita: ¡Muera el mal gobierno! . . .
¡Viva nuestra Madre Santísima de Guadalupe! ¡Viva América!

¡Viva México!! Viva México! ¡Viva México!
¡Viva Allende! . . . ¡Viva Aldama! . . .
¡Viva Abasolo! ¡Viva Jiménez!
¡Viva la Corregidora de Querétaro!
Doña Josefa Ortiz de Domínguez!

¡Vivan, vivan todos los que lucharon
y murieron por la Independencia Mexicana!!
¡Viva el Padre de la Patria Mexicana
don Miguel Hidalgo y Costilla!

GUILLERMO PRIETO
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GUERRERO

















En los montes del Sur, Guerrero un día
alzando al cielo la serena frente,
animaba al ejército insurgente
y al combate otra vez lo conducía.

Su padre, en tanto, con tenaz porfía,
lo estrechaban en sus brazos tiernamente
y en el delirio de su amor ardiente
sollozando a sus plantas le decía:

Ten piedad de mi vida desgraciada;
vengo en nombre del rey, tu dicha quiero;
poderoso te hará; dame tu espada.
¡Jamás!, llorando respondió Guerrero;

Tu vos es, padre, para mí sagrada,
más la voz de mi patria es lo primero!

JOSE ROSAS MORENO
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1810















¡Año de luz, de triunfos y de gloria
de dolor, de martirio y sufrimiento!
¡Un siglo que condensa el pensamiento
de un pueblo que es gigante ante la Historia!

Cien años hace, obtuvo la victoria
un gesto que estremece el pensamiento,
pues fue base del alto monumento
que perdura del pueblo en la memoria.

Hidalgo, el cura humilde de Dolores
a su patria le dio nueva existencia,
oyendo de sus hijos los clamores;
su grito fue la voz de su conciencia
y a los esclavos convirtió en señores
dándoles con su voz la independencia.

JUAN DE DIOS PEZA