Las elecciones intermedias del próximo 6 de junio, para renovar; la Cámara de Diputados, 15 gubernaturas y diversos cargos en los 32 estados del país, revisten capital importancia, porque está en juego, la continuación o el retroceso del proyecto de la cuarta trasformación, encabezado por nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, iniciado en 2018, con el respaldo de más de 30 millones de mexicanos.
Ganar la mayoría en la Cámara es fundamental, porque es ahí donde además de aprobar las Leyes es también donde se aprueba el presupuesto que ejerce el Gobierno para cubrir las diversas necesidades del País. En este sentido tanto la Política Social, como las Mega obras emprendidas, podrán seguir adelante o frenarse.
El objetivo de los partidos de Derecha, (PAN, PRI, PRD) reunidos ahora como TUMOR, (todos unidos contra Morena), ha sido enunciado por sus pregoneros; “arrebatar el Congreso al partido de López Obrador”. Evidentemente para impedir que siga la lucha contra la corrupción, de la cual ellos fueron beneficiados en los gobiernos anteriores.
Lucha nada fácil de lograr, ya que aun dentro de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, están incrustadas aun las altas burocracias, donde a la par de las llamadas Instituciones Autónomas fueron y siguen siendo instrumentos de privilegios, corrupción y cómplices de la rapiña del dinero público, del dinero de nuestros impuestos. Los ejemplos más notorios son los funcionarios del INE y la SCJ, quienes perciben un salario mensual de hasta cuatro salarios del presidencial, más prestaciones. No hay duda, estos no son funcionarios públicos, sino atracadores de los dineros públicos, los gobiernos neoliberales, substituyeron el Estado de Derecho, por uno de Cohecho, encubado a través de la corrupción, el robo y la represión.
En nuestro país, el neoliberalismo vino acompañado de un proceso de corrupción que profundizó la pérdida de la soberanía nacional para pasarla a manos de capitales que se crearon al amparo del poder, y desde ahí gobernaron con una política de despojo nacional. Por eso la oposición que gira en torno al Tumor, no han podido establecer una narrativa creíble y convincente. Los años de despojo aún siguen pesando.
La disyuntiva es entre regresar a un modelo corrupto y represivo que llevó al País a la bancarrota moral y económica, o seguir construyendo un futuro de Paz y Justicia, que permita el Desarrollo de todas las potencialidades de nuestro pueblo. Estamos ante un momento que puede llegar a definir una tendencia. Y es que, lo que está en juego, no sólo son los cargos en disputa, sino fundamentalmente el proyecto de nación que queremos construir.
No hay posibilidad de acabar con la corrupción sino es mediante la lucha contra la impunidad, y a pesar de que los neoliberales establecieron leyes para impedir castigo a esos delitos, en el gobierno de AMLO, se está avanzando a pasos agigantados en acabar con esas viejas prácticas, en todos los espacios donde se dio y se siguen dando, muestra de ello es que, ahora están en la cárcel varios de los funcionarios corruptos de los anteriores gobiernos.
Por lo anterior, es fundamental ratificar nuestro caminar en la Cuarta Transformación; las elecciones de junio, son de fundamental importancia para consolidar y ampliar mejores salarios para los trabajadores; más y mejor atención médica preventiva universal; educación gratuita, científica y popular, que cubra las necesidades prioritarias del país; Ciencia y Tecnología al servicio de la Vida y no a intereses mercantiles; Soberanía; energética, alimenticia y química farmacéutica, como tareas clave para recuperar el carácter nacionalista y republicano, perfilado y construido en los gobiernos de Benito Juárez y Lázaro Cárdenas.
Votar por la 4T, nos unirá más con nuestros hermanos de América Latina, unidos bajo los ideales de Bolívar, Morelos y Martí. Y dar la solidaridad como se le dio a Evo Morales de Bolivia, y ahora el que necesita el pueblo de Colombia, que lucha en estos momentos contra un gobierno represivo de corte neoliberal.
En el FCR, no tenemos dudas, y estamos claros de que, para seguir esta lucha contra la corrupción, y poder construir un futuro mejor, tenemos que salir al igual que en 2018, a votar masivamente por el Proyecto de la 4ª. Transformación.
¡POR LA LIBERACIÓN ECONÓMICA, CULTURAL Y POLÍTICA DE NUESTROS PUEBLOS!
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Desde el Palacio Nacional, 30 de marzo de 2021
Aun con la fuerte pandemia del COVID-19 y otras calamidades, México se transforma y progresa con justicia y paz social. La fórmula de gobernar con honradez y austeridad funciona incluso en circunstancias de crisis y a pesar de la nefasta herencia que recibimos del periodo neoliberal.
Con la política de cero corrupción, hemos podido hacer más con menos y, sin permitir lujos o derroche, hemos ahorrado cientos de miles de millones de pesos; se mantienen finanzas públicas sanas; no hemos contratado deuda adicional a lo aprobado por el Congreso; no hemos aumentado impuestos ni se han incrementado por encima de la inflación los precios de las gasolinas, el diésel, el gas y la electricidad. Asimismo, nuestra moneda, el peso, no se ha devaluado y la inflación se mantiene controlada.
Los ahorros, por no permitir la corrupción y por hacer un gobierno sin privilegios que evita los gastos superfluos, nos han permitido financiar el programa de bienestar más importante en la historia de México. Las pensiones a los adultos mayores y a niñas y niños con discapacidad; las becas desde preescolar hasta posgrado; el mejoramiento y la construcción de vivienda; los créditos a la palabra; la atención a jóvenes que trabajan como aprendices; el apoyo directo a los comités de madres y padres de familia para mantener en buen estado las escuelas; el garantizar atención médica, medicamentos y vacunas de manera universal y gratuita, entre otras acciones de desarrollo social, benefician a la mayoría de la población.
En este programa de desarrollo con sentido social destacan las acciones destinadas a rescatar el campo y a sus pobladores. Ahora los campesinos más pobres, sean ejidatarios, comuneros o pequeños propietarios, reciben apoyos directos para sembrar, se les entregan fertilizantes de manera gratuita y se benefician con precios de garantía en maíz, frijol, trigo, arroz y leche. Tanto por estos estímulos como por los créditos de la banca pública y privada, pero, sobre todo, por el acceso al mercado de Estados Unidos, la producción agropecuaria del país, a pesar de la pandemia, se incrementó en 2020 en 2 por ciento en comparación con el año anterior. En cuanto a la pesca, también aumentó el volumen de captura de las distintas especies y por primera vez se entregaron apoyos directos en efectivo a 200 mil pescadores de escasos recursos económicos.
Mención especial merece el programa Sembrando Vida, por tratarse del esfuerzo más grande de reforestación en el mundo. En esta importante labor trabajan 420 mil campesinos que reciben un jornal de 5 mil pesos mensuales para plantar árboles frutales o maderables en sus parcelas. En la actualidad se han sembrado 700 millones de plantas y se llegará a mil millones de arbolitos para cubrir una superficie de un millón de hectáreas en 20 estados del país. Así como aspiramos a ser autosuficientes en alimentos, también buscamos producir en México las gasolinas, el diésel y el gas que consumimos, y ser independientes en la generación de electricidad.
Reitero que la política petrolera del país tiene como propósito respetar los contratos otorgados por la llamada reforma energética del sexenio anterior, pero no entregaremos nuevas concesiones para la explotación del petróleo y seguiremos protegiendo a Pemex para mantener su participación actual en el mercado de gasolinas, el diésel y otros derivados; esta política energética busca producir en México las gasolinas que el país consume y dejar de importar combustibles del extranjero. Con este fin se continúa destinando recursos para la modernización de las refinerías existentes; se reiniciará la construcción de la planta coquizadora de Tula, Hidalgo, y va a concluir a mediados del año próximo la nueva refinería de Dos Bocas, Paraíso, Tabasco; aun cuando se han descubierto tres grandes e importantes yacimientos, la extracción de petróleo se destinará a la refinación y se acabará con la práctica de exportar crudo y comprar gasolinas; es decir, toda la materia prima será procesada en nuestro país.
Esta nueva política significa no extraer más petróleo que el indispensable para cubrir la demanda de combustibles del mercado interno. En términos cuantitativos esto significa que durante todo nuestro mandato no sacaremos del subsuelo más de 2 millones de barriles diarios. De esta forma evitaremos el uso excesivo de combustibles fósiles, seguiremos actuando de manera responsable y no se afectará la herencia de las nuevas generaciones. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público continuará reduciendo los impuestos a Pemex para garantizar la ejecución de su programa de inversión, mantenimiento y operación. Pemex es una empresa de la nación y siempre contará con el apoyo del gobierno de la República. Se terminará de limpiar de corrupción a nuestra empresa petrolera. No permitiremos nunca más casos como los de Odebrecht, o el de la compra a precios inflados de las plantas de fertilizantes ni la entrega de moches o sobornos a funcionarios y legisladores.
En cuanto a la industria eléctrica, la reforma que acaba de aprobar el Congreso permitirá reparar el grave daño que causó la privatización al sector público y a la economía popular, pues mientras el mercado de esta industria se abrió para dar preferencia a empresas particulares nacionales y extranjeras, sobre todo, con la entrega de subsidios, las plantas de la Comisión Federal de Electricidad fueron completamente abandonadas. Por ese motivo se continuará fortaleciendo a la CFE, empresa pública, que no puede ser ninguneada como lo hicieron los gobiernos neoliberales, dándole trato de segunda, mientras se otorgaban privilegios a empresas extranjeras como Iberdrola. Asimismo, seguiremos revisando contratos leoninos, porque no es justo que los consumidores domésticos paguen la luz con tarifas más elevadas que las corporaciones empresariales o las grandes cadenas comerciales.
Sin contratar deuda y sin entregar concesiones, estamos construyendo con presupuesto federal carreteras, presas, hospitales, universidades, escuelas, acueductos, sistema de drenaje, plantas de tratamiento de aguas residuales, puentes, refinerías, vías férreas, centrales eléctricas, aeropuertos, cuarteles, bibliotecas, parques, mercados, estadios, unidades deportivas y otras obras.
Destacan, desde luego, la construcción del aeropuerto Felipe Ángeles, el programa integral del Istmo de Tehuantepec para articular puertos, trenes y crear una vía rápida de comunicación entre países de Asia y la costa-este de los Estados Unidos de América. Asimismo, el Tren Maya llevará bienestar a la región de mayor riqueza arqueológica, cultural y turística del país. Tan solo en la ejecución de estos tres grandes proyectos se están generando 116 mil empleos directos y alrededor de 227 mil empleos indirectos.
También informo que está en marcha la integración económica y comercial con Estados Unidos y Canadá; el acuerdo de cooperación con soberanía entre nuestros países significa producción, empleos, mejores salarios y crecimiento en el norte del continente americano, pues solo así, sumando esfuerzos, inversiones, talento y mano de obra, podremos salir adelante en el complicado escenario de la economía y del comercio mundial.
Somos conscientes de que el desarrollo nacional depende en buena medida de que logremos reducir la violencia y garantizar la plena tranquilidad pública. Con este propósito, y bajo el principio de que la paz es fruto de la justicia, estamos atendiendo a los jóvenes, creando empleos, haciendo realidad el derecho a la educación, combatiendo la pobreza, fortaleciendo valores culturales, morales y espirituales, y también, desde luego, actuando con profesionalismo, perseverancia, coordinación y respeto a los derechos humanos para garantizar la seguridad pública.
Todo este esfuerzo para conseguir la paz se ha llevado a cabo sin violaciones a los derechos humanos, sin el involucramiento de las fuerzas federales en masacres, sin cometer tortura, sin perpetrar desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales, sin criminalizar a sectores enteros de la población, como ocurría antes. Aquí destaco la importancia de la creación de la Guardia Nacional, que ya cuenta con 100 mil elementos, los cuales operan desde 157 cuarteles construidos por los ingenieros militares en todas las regiones del país.
Con personal militar se cuidan las instalaciones estratégicas de la nación, se evita el robo de hidrocarburos; se enfrenta el contrabando, se persigue la corrupción en los puertos y se defiende la soberanía; se protege a migrantes, las Fuerzas Armadas ayudan en la construcción de obras de infraestructura para el desarrollo del país; recordemos que sin los ingenieros militares y marinos no estaríamos en este proceso de construcción de obras y servicios, de acciones tan relevantes como el dragado o desazolve de ríos, la limpieza de playas, la construcción de canales, las sucursales del Banco de Bienestar, los cuarteles de la Guardia Nacional, los viveros para las plantas del programa Sembrando Vida, el manejo de la logística y la distribución de las vacunas contra el COVID; sin su ayuda no habríamos podido, realizar la tarea de reconstrucción o terminación de hospitales que el régimen neoliberal dejó abandonados o a medio construir.
El apoyo del personal de salud de la Defensa y de Marina ha sido fundamental para hacer frente a la pandemia, pero también para emprender la construcción del Tren Maya, el nuevo aeropuerto de Tulum y el aeropuerto Felipe Ángeles en Santa Lucía; adicionalmente, nuestros institutos castrenses han participado en la transformación de la antigua prisión de las Islas Marías en centro cultural, ecológico y turístico; en fin, el apoyo de las Fuerzas Armadas en la transformación de México ha sido fundamental y estratégico. Sin duda no habríamos podido enfrentar a la delincuencia y garantizar la seguridad de los ciudadanos con la extinta Policía Federal, que estaba podrida casi por entero, como lo prueba el hecho de que uno de los anteriores secretarios de Seguridad Pública permanece en la cárcel en Estados Unidos, acusado de asociación delictuosa y lavado de dinero; habría sido imposible ejecutar las obras públicas en curso con empresas constructoras mal acostumbradas o mejor dicho, acostumbradas al influyentismo, la irresponsabilidad y la corrupción.
En lo económico y en lo social también vamos saliendo de la crisis; la actividad productiva y comercial empieza a reponerse sin que hayamos recurrido al endeudamiento, sin aumentar impuestos y sin gasolinazos, solo con los ahorros por el combate a la corrupción, con eficiencia administrativa, con mucho trabajo y con austeridad republicana. El pronóstico de crecimiento para este año ha ido subiendo y ahora, hasta los más precavidos, aceptan que será del 5 por ciento. En mi opinión, a mediados de este año, nuestra economía habrá recuperado los niveles previos a la pandemia. Pienso también que los sectores más afectados, como el turismo, el comercio, los restaurantes y otros servicios, volverán a florecer.
Así también lo indican los resultados, los datos: del millón 117 mil 584 empleos formales que perdimos, ya hemos recuperado 538 mil 13; esto se ha logrado también gracias al apoyo de los migrantes que, en 2020, enviaron a sus familiares 40 mil 600 millones de dólares, una cifra récord, y que siguen, nuestros paisanos, héroes y heroínas vivientes siguen mandando dinero a sus familiares en México; en este primer trimestre tenemos datos y hemos hecho una estimación que van a aumentar las remesas en º13 por ciento en relación con el mismo periodo del año pasado. También han incidido en este horizonte esperanzador las decisiones que tomamos de destinar más presupuesto para el bienestar y entregar estos apoyos de abajo hacia arriba, con lo que evitamos una crisis de consumo.
Para ilustrar esta afirmación, baste con el dato de que las tiendas de autoservicio han aumentado sus ventas de marzo de 2020 a la fecha; es decir, durante todo el año de pandemia, en 6 por ciento. En fin, la gente no ha dejado de contar con ingresos para alimentos y bienes básicos, no tenemos crisis de bienestar social y no hay saqueos ni un repunte delictivo por hambre, desesperación o desamparo.
Desde luego, todavía hay desgraciadamente en nuestro país, mucha pobreza y nos falta alcanzar el objetivo central de vivir en una sociedad mejor, más fraterna con más igualdad, justicia, democracia y libertades; completamente libre de las rémoras del clasismo, de la discriminación y del racismo, pero hacia allá vamos, en busca de esa maravillosa utopía, de ese fecundo y bello ideal de ser felices por estar bien con nosotros mismos, con nuestra consciencia y con el prójimo.
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JOSÉ MIGUEL EL CHINACO DE LA RABIA*
Algunos días después de la histórica batalla del 5 de mayo de 1862 en Puebla, la fuerza invasora ha sufrido más de mil bajas entre muertos y heridos. El ejército francés y los conservadores traidores a la patria se mueven cautelosamente en retirada, desmoralizados y acosados por la caballería mexicana. El General Ignacio Zaragoza escribe a sus superiores: “Excelentísimo señor ministro de Guerra: El enemigo pernoctó en Amozoc y aún a las siete de la mañana estaba ahí. Nuestra caballería lo hostiliza constantemente. En cuanto al dinero nada se puede hacer aquí porque esta gente es mala en lo general y sobre todo muy indolente y egoísta, sin embargo, acabo de mandar ver al señor Cabrera. Hoy no he podido completar ni para un día de socorro económico que importa $ 3 700 porque sólo tiene la comisaría $ 3 300. La fuerza está sin socorro desde el día 5 y casi sin rancho. Qué bueno sería quemar Puebla. Está de luto por el acontecimiento del día 5. Esto es triste decirlo, pero es una realidad lamentable. Estoy preparando mi marcha sobre el enemigo, pero acaso no lo podré verificar oportunamente por falta de recursos.”
Sabemos ahora que ante la falta de recursos y la negativa de los poblanos ricos y el clero a auxiliar al ejército nacional no les fue posible en ese momento propicio acabar con el enemigo extranjero prolongándose la guerra de intervención muchos años más con la evidente pérdida de vidas y la destrucción de los bienes de la nación.
De las entrañables gestas de la épica familiar recuerdo de mi infancia con orgullo cierta historia que escuché narrar alrededor de un fogón de adobe chisporroteante por mi abuela María Díaz Valdez hermosa mujer toda corazón de memoria indeleble nacida en el municipio de Temascalcingo en el Estado de México: Eran los años de la intervención Francesa y el país estaba patas para arriba -decía-, mi abuelo era un muchacho de apenas 15 o 16 años muy diestro como jinete y dedicado a las labores del campo en la casa paterna cuando por aquella región situada entre las fronteras de los estados de México, Michoacán, Guanajuato, se apareció un pequeño grupo del ejército encabezado por el mismísimo general Ignacio Zaragoza, que sin desmontar se acercó al ranchito por un jarro de agua y por casualidad vio aquel chamaco conducir con mucho arte su briosa cabalgadura, un cuaco gateado barcino de muy pocas pulgas y muchísimos respingos. No muy lejos y a la vista estaba la hacienda de la Rabia. Mandó llamar a los padres del joven, rancheros ellos muy trabajadores y gente de paz. -Su chamaco ya está bueno para que se lleve ensartado un curro con la lanza -les dijo Zaragoza.
. José Miguel era el nombre de ese joven chinaco que gustoso de servir a su patria marchó de inmediato con las tropas de Zaragoza a pelear por la libertad de su gente junto a muchos otros hombres libres. Tuvo suerte y talento en la guerra, vivió para contarlo al regresar a su terruño. Así de generación en generación el heroico acontecimiento se narró en el corazón de muchos hogares hasta llegar a mí. En alguna ocasión después de que mi abuela terminara de contar por enésima vez la anécdota le pregunté: -Abue, si hubiera guerra otra vez ¿dejarías que nos llevaran a pelear? -Claro, la sangre que llevamos no es de curros ni traidores contestó sin inmutarse mientras tiraba con elegante movimiento una tortilla recién aplaudida en el comal.-
Heráclito de Éfeso filósofo presocrático de la antigua Asia menor decía que “el mundo se encuentra en un proceso eterno de nacimiento y destrucción, la guerra es la madre y reina de todas las cosas” donde los contrarios se convierten los unos en los otros.
La historia de los pueblos, los recuerdos familiares y las luchas populares son polvo en el viento quizá es por lo que hoy algunos de los descendientes de José Miguel, el chinaco, se identifiquen y suscriban las causas de los tataranietos de aquellos traidores y siervos de la reacción que fueron fusilados en el cerro de las campanas, no lo sé o tal vez sigan siendo mentalmente peones acasillados con miedo al látigo del patrón o al infierno eterno que pinta el señor cura. ¿Hay ignorancia, enajenación, dolo o mala fe en el hecho de sumarse a las huestes del enemigo de clase, del verdugo histórico? ¿Es atávico el espíritu de la traición la patria?
La idea de mala fe para el escritor y filósofo existencialista Jean Paul Sartre implica que los seres humanos nacen libres y es un hecho consciente el saber que lo son, con el inconveniente de que a veces no asumen sus responsabilidades e intentan culpar a quien sea, sus padres, la escuela o la sociedad de sus desdichas y tribulaciones, todos somos libres, pero no nos atrevemos a ejercer esa libertad. La mala fe es ocultar la verdad con excusas para eludir consecuencias. La mala fe es el auto engaño, la mala fe está en pretender no ser lo que se es y creer que se es lo que no se es.
El repudio a ser hombres libres en estos ciudadanos autoengañados nos obsequia día con día ejemplares cada vez más patéticos por su alineación, como es el caso de algunos políticos del partido de derecha que no dudaron en tratar de sacar provecho político de la desgracia ocurrida en la ciudad de México el día 3 de mayo pasado cuando un tren metropolitano calló sobre vehículos en movimiento y peatones al fracturarse el puente por el que circulaba. Un video de amplia circulación en las redes sociales nos muestra la grotesca intención de varios candidatos a diputados del Partido Acción Nacional en Ciudad de México por reclutar para su causa a una madre dolorida y angustiada que a gritos pide saber el destino de su hijo, viajero en el convoy accidentado, todo esto mientras aún los rescatistas trabajaban a brazo partido entre los restos de hierros retorcidos.
El año de la peste y el del Covid, los ciudadanos viajando en metro y los señores feudales en avión privado, la guerra de intervención francesa y las luchas de liberación actuales a través del voto razonado en México nos confirman que nada nuevo hay bajo el sol, la historia de la humanidad como lo pensó Heráclito es un eterno retorno cíclico o bien citando a Marx; la historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases.
Lanzas, machetes, hondas y escopetas contra el mejor ejército del mundo en 1862, pronto en unas semanas espero ver la silueta de Miguel el chinaco emergiendo de la conciencia colectiva para acompañarnos hasta las urnas, esta próxima elección será una victoria más para nuestra historia.
*Fernando García Álvarez
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