Después de escalar una montaña muy alta,
descubrimos que hay muchas otras montañas por escalar.
Presidente
de Sudáfrica 10 de mayo de 1994 – 14 de junio de 1999
Veintisiete años en
prisión convirtieron a Nelson Mandela en el símbolo carismático de la lucha del
pueblo negro por la abolición del apartheid. Se perfiló como el constructor de
una «nación arco iris» en el seno de la cual tanto blancos como
personas de color vivirían en paz.
Premio Lenin de la Paz 1990
Premio Nobel de la Paz 1993
¡POR LA LIBERACIÓN ECONÓMICA, CULTURAL Y POLÍTICA DE NUESTROS PUEBLOS!
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NELSON MANDELA
Nació
el 18 de julio de 1918 en Mvezo,
El Cabo, pertenece a la
familia real del pueblo tembu, proveniente de la etnia xhosa. Su
verdadero nombre es Rolihlahla Madiba Mandela. Su nombre de pila parecía
predestinado, ya que Rolihlahla significa "promotor de
disturbios".
Tuvo una infancia feliz, escuchando a los ancianos relatar la historia
de su pueblo, cuando éste era libre, antes de la llegada de los blancos. En ese
entonces, la armonía y la paz reinaban entre los tembu. A los cinco años pastoreaba ovejas y becerros.
Fue uno de los 15 hijos de Henry Mgadla
Mandela, consejero principal del Jefe Supremo de Thembuland, quien a la
muerte de su padre se convirtió en tutor de Mandela. Al concluir la educación
primaria en una escuela
local de misioneros, en 1938 ingresó en la
universidad de Fort Hare, exclusivamente reservada a la élite negra para obtener su título de Bachiller en Artes. Para él fue el primer impacto
cultural: aprendió inglés y la historia de las civilizaciones occidentales.
Ahí conoció también a Oliver Tambo, futuro compañero de lucha. En
septiembre de 1941, Mandela participó en una huelga de estudiantes que
protestaban contra los malos tratos infligidos a una empleada negra. Expulsados
durante algunos días, todos los huelguistas se reintegraron a la universidad,
salvo Nelson Mandela. Además, en desacuerdo con su tutor que deseaba
casarlo, huyó de Transkei y viajó a Johannesburgo.
Mandela descubrió las realidades de la opresión blanca cuando se instaló
en el barrio negro de Alexandra: pobreza, cesantía y violencia eran pan de cada
día en el township. Se inscribió en la universidad de Witwatersrand
y comenzó sus estudios de derecho. Para financiarlos, se desempeñó en una serie
de pequeños empleos y fue finalmente contratado por un bufete de abogados
blancos. La integración fue difícil.
Estos años reforzaron su odio profundo respecto del apartheid: en
adelante, Mandela pretendía luchar por la dignidad de la comunidad negra. Uno
de sus amigos, Walter Sisulu, lo hizo conocer el ANC, organización
fundada en 1911 pero que seguía siendo elitista y carecía de un programa de
acción. En
1944, junto a Sisulu, Tambo y Anton
Lembede, fundan la Liga juvenil
del Congreso Nacional
Africano, cuyo objetivo era
reformar el ANC acercándolo a las masas. Convertido en secretario en 1948 y luego
en presidente de la Liga en 1950, se perfilaba como el hombre de la renovación.
Después de integrarse al comité de dirección, multiplicó las reuniones
públicas en los guetos negros. Movilizó las muchedumbres y su nombre empezó a
circular cada vez más: se impuso a la cabeza del movimiento por los derechos
civiles. Mandela pretendía presionar al gobierno con actos no violentos como el
boicot y las huelgas. Organizó junto con otros dirigentes una campaña de
desobediencia civil o 1952, lo que le valió una primera condena. El mismo año
se convirtió en vicepresidente del ANC y estableció el «plan que apuntaba a
democratizar el movimiento —principalmente por medio de la creación de
congresos locales. En 1949, Mandela y sus camaradas impusieron sus puntos de
vista al ANC. aunque
en principio se oponía a colaborar con otros grupos raciales, cambió de opinión
en 1952 durante el transcurso de la denominada 'Campaña del Desafío'. Por ello propugnó la acción conjunta contra
la política gubernamental del apartheid.
En forma paralela creó
junto con Tambo el primer bufete de abogados negros de Sudáfrica. Trató
entonces de ayudar en concreto a las víctimas de la segregación racial: pero
¿qué podía hacer frente a una justicia cómplice del poder blanco.
En diciembre de 1952, fue detenido en virtud de la Suppression of Communism Act (Ley de
Represión del Comunismo). Aunque su condena de nueve meses quedó en suspenso,
se le prohibió acudir a mítines o abandonar el distrito de Johannesburgo. Esta prohibición se
renovaría repetidamente durante los siguientes nueve años. A pesar de esta
inhabilitación, continuó trabajando con los líderes del ANC. En diciembre de
1956 fue, junto con otras 156 personas, juzgado por traición. El juicio se
prolongó hasta 1961 y concluyó con la absolución de todos los cargos. Tras la
matanza de Sharpeville, en la
que 69 ciudadanos negros murieron asesinados por las fuerzas de seguridad surafricanas
durante una manifestación en contra del apartheid, fueron prohibidos el ANC y
el Congreso Panafricano (PAC). En marzo de 1961, con el fin de
evitar su detención y una nueva inhabilitación, Mandela pasó a la
clandestinidad y, junto a Sisulu, recorrió en secreto el país para organizar
una huelga de tres días. En junio de 1961, los dirigentes del ANC decidieron
iniciar la lucha armada y
crearon el Umkhonto we Size ('La
lanza de la nación'), brazo armado del ANC, con Mandela como máximo dirigente. En enero de 1962,
abandonó Sudáfrica y acudió a la Conferencia
Panafricana de Addis Abeba (Etiopía); más tarde viajó a Argelia, donde recibió entrenamiento
para la lucha guerrillera, y por último a Londres, ciudad en la que se reunió con los líderes de la oposición
en el exilio. Regresó a su país en julio de ese año y fue detenido el 5 de
agosto acusado de rebelión y abandono ilegal del país.
Él
y otros activistas fueron juzgados, en lo que se conoce como el juicio de la
traición de Rivonia. Duró desde
octubre de 1963 hasta junio de 1964, y llevó a cabo su propia defensa y la de
los otros acusados. Fue condenado a
cadena perpetua.. Pasó dieciocho años en la prisión de Robben Island, antes de ser trasladado
a la de Pollsmoor (Ciudad de El
Cabo) en 1982, fecha en la que se inició una campaña internacional en favor de
su liberación, siendo el preso político más conocido a nivel mundial.
Durante
los años que permaneció en la prisión de Robben Island, fue obligado a realizar
trabajos forzados en las minas de cal de la isla. No les permitían usar gafas
oscuras y los reflejos del sol sobre la cal dañaron sus ojos para siempre.
Estando en la cárcel murió su madre y uno de sus hijos, pero se le negó el
permiso para asistir a sus funerales. En 1985 rechazó la oferta del presidente Pieter Willem
Botha de libertad condicional sobre la premisa de que el
presidente no estaba dispuesto a modificar su posición sobre el régimen del
apartheid.
El gobierno del presidente Frederik Willem de
Klerk liberó a Mandela en febrero de 1990, después de legalizar el ANC y otros partidos
políticos. Mandela asumió el liderazgo del ANC y dirigió las negociaciones con
el gobierno entre los difíciles años de 1990 y 1994, cuando en muchas ocasiones
parecía que las negociaciones se iban a romper y que estallaría la violencia.
En 1991, el régimen sudafricano abrogó la última de las leyes que constituían
la base legal del apartheid.
Su acción en favor de la paz prosiguió: suspendió la lucha armada del
ANC e inició las negociaciones con De Klerk., Mandela se divorcié de su
mujer Winnie, conocida por su discurso radical. Hombre de compromiso, supo
defender ardientemente el principio «un hombre, una voz”. Modeló
Sudáfrica a su imagen, humana y moderna. En sus apariciones públicas, Mandela
disfrutaba bromeando y bailando al son de las arias tradicionales, vistiendo
una remera con los colores de África.
Las primeras
elecciones multirraciales del 27 de abril de 1994 dieron la victoria al ANC (el Congreso nacional africano)
con casi el 63% de los votos. El 10 de mayo, el Parlamento designó a Nelson Mandela
como el primer presidente negro de la historia sudafricana. El nuevo jefe de
Estado, de setenta y seis años, era un hombre de sonrisa traviesa y legendario
buen humor.
A lo largo de toda su vida se presentó como un interlocutor ineludible
en busca de una transición pacífica. Mandela ya no era el líder de la comunidad
negra, sino el que unía la nación sudafricana. Su tarea ya no era luchar contra
un gobierno blanco racista, sino promover la reconciliación. La nueva responsabilidad
que asumió no lo amilanó: el combate, cualquiera que fuese, le era
familiar.
Los comicios de 1994
marcaron el nacimiento de la democracia en un país donde la injusticia, la
violencia y la persecución racial habían dominado durante mucho tiempo.
Asimismo, significaron la culminación de la batalla heroica de un hombre contra
el apartheid.
Mandela, líder
durante toda su vida de la lucha por la igualdad racial y huésped durante 27
años de las prisiones estatales, ahora era un hombre de 75 años preparado para
llevar a la práctica su idea de «una nueva Sudáfrica donde todos fueran
iguales, donde todos los sudafricanos trabajaran juntos para conseguir la
seguridad, la paz y la democracia de su país».
La histórica
elección, que duró cuatro días, provocó colas kilométricas ante las urnas. Unos
dieciséis millones de negros y nueve millones y medio de blancos, asiáticos y
mestizos ejercieron su derecho al voto. Tras el recuento de votos, Mandela
había obtenido más del 60 por ciento, dejando muy atrás a su rival más próximo,
el ex presidente F. W. De Klerk, el hombre que había empezado a abolir
el apartheid cinco años antes.
Mandela y Sudáfrica
habían recorrido un largo camino, pero décadas de abusos metódicos habían
creado problemas de lenta y difícil solución. La propia campaña electoral había
sido violentamente interrumpida tanto por enfrentamientos entre blancos y
negros. Milicias traficantes de terror, como el Movimiento de Resistencia
Afrikaner, emplearon bombas y balas para apoyar una patria sólo de blancos.
Mandela asumió el
cargo bajo la presión de una expectativa enorme. Muchos negros vivían sin
electricidad ni agua corriente, el 50 por ciento era analfabeto a causa de la
enseñanza discriminatoria. Se esperaba que el 87 por ciento de la tierra
cultivable, reservada a los blancos, fuera redistribuida «No esperen que
hagamos milagros», advirtió Mandela. Pero el hecho de que hablara como
presidente de Sudáfrica indicaba que ya había ocurrido uno. De esta manera,
promovía el programa »Masakhana» (»Construyámonos los unos a los
otros»), basado en la reconciliación y la confianza mutua entre las distintas
comunidades. Asimismo, inauguró grandes obras económicas y sociales para luchar
contra las desigualdades
Mandela y De Klerk compartieron en 1993 el Premio Nobel de la Paz por sus
esfuerzos para establecer la democracia y la armonía racial en Sudáfrica. En
mayo de 1994, tras las primeras elecciones generales en las que todos los
grupos raciales (incluidos los negros) tenían derecho al voto, Mandela se
convirtió en el primer presidente de
raza negra de la República de Sudáfrica. Al asumir su cargo de
presidente renunció a una tercera parte del salario y creó el Fondo Nelson Mandela para la Infancia.
Tras la aprobación parlamentaria, en mayo de 1996, de la nueva Constitución sudafricana, el propio
Mandela la firmó en diciembre de ese año ante miles de personas, en
Johannesburgo, poniendo así fin al periodo de transición democrática iniciado
con su salida de la cárcel en 1990 y significando también la desaparición del
gobierno de coalición formado por el ANC y el Partido Nacional de Frederik Willem de Klerk. Mandela se convirtió
definitivamente, en 1997, en un líder indiscutible de las relaciones
internacionales africanas, mediando en varios conflictos, como en el de Zaire
(actual República Democrática del Congo
El
20 de junio de 1999, Mandela entrega el poder a su sucesor, Thabo Mbeki, y se retira de la
política, al menos formalmente. Desde que abandonó el cargo asumió diversas
responsabilidades de liderazgo en diversas esferas, entre ellas las
negociaciones relativas al conflicto de la región de los Grandes Lagos.
Recibió
más de un centenar de títulos universitarios honoríficos y galardones de todo
el mundo.
MENSAJE PARA NELSON MANDELA
Viejo y prestigioso amigo, cuánto
me place verte convertido y reconocido por todas las instituciones políticas
del mundo como símbolo de la libertad, la justicia y la dignidad humana.
Te convirtieron en trabajador
forzado en las canteras, como hicieron con Martí cuando tenía 17 años.
Sólo estuve en la prisión
política menos de dos años, pero fue tiempo suficiente para comprender lo que
significan 27 en las soledades de una prisión, separado de familiares y amigos.
En los años finales de tu
martirio, tu Patria, bajo la tiranía del Apartheid, fue convertida después de
la Batalla de Cuito Cuanavale en instrumento de la guerra contra los
combatientes internacionalistas cubanos y angolanos que avanzaban sobre la
ocupada Namibia. Nadie podía ocultarte las noticias de la solidaridad que el
pueblo, bajo tu guía, despertaba entre todas las personas honestas de la
tierra.
Entonces, como hoy, el enemigo
estaba a punto de dar un zarpazo nuclear contra las tropas que, en ese caso,
avanzaban contra el sistema odioso del Apartheid.
Nunca nadie fue capaz de
explicarte de dónde salieron y cuándo se llevaron aquellos instrumentos de
muerte.
Visitaste nuestra Patria y te
solidarizaste con ella, cuando todavía no eras Presidente de Sudáfrica elegido
libremente por el pueblo.
Hoy la humanidad está amenazada
por el mayor riesgo en toda la historia de nuestra especie.
Ejerce toda tu inmensa fuerza
moral para mantener a Sudáfrica lejos de las bases militares de Estados Unidos
y la OTAN. Amigos ayer del Apartheid, hoy compiten cínicamente por simular
amistad.
Los pueblos de África que
sobrevivan a la catástrofe nuclear que se avecina, necesitarán más que nunca
los conocimientos científicos y los avances de la tecnología sudafricana.
La humanidad aún puede
preservarse de los golpes demoledores de la tragedia nuclear que se aproxima, y
la ambiental que ya está presente.
Fraternalmente; Fidel Castro Ruz,
julio 18 de 2010
“NELSON MANDELA, SUS DOS AMORES”
Nelson Mandela,
quiero decirte que no vengo a cantar
la parte triste de una canción
que nos haga llorar.
Nelson Mandela,
quiero pedirte que me dejes contar
la más hermosa historia de amor
que nos pueda llegar.
Nelson Mandela,
desde que tú naciste
ya todo lo que hiciste
fue vivir para que un día
se tuvieran que encontrar.
Mandela,
que encuentro tan fecundo
poder cambiar tu mundo
y el modo tan hermoso
de quererlo eternizar.
Nelson Mandela,
y como pólvora regaste el amor
que te sostiene en una prisión
que te va a liberar.
Qué feliz que en una historia de amor
todo un pueblo encierre su libertad,
qué feliz que en una historia de amor,
todo un pueblo encierre su libertad.
quiero decirte que no vengo a cantar
la parte triste de una canción
que nos haga llorar.
Nelson Mandela,
quiero pedirte que me dejes contar
la más hermosa historia de amor
que nos pueda llegar.
Nelson Mandela,
desde que tú naciste
ya todo lo que hiciste
fue vivir para que un día
se tuvieran que encontrar.
Mandela,
que encuentro tan fecundo
poder cambiar tu mundo
y el modo tan hermoso
de quererlo eternizar.
Nelson Mandela,
y como pólvora regaste el amor
que te sostiene en una prisión
que te va a liberar.
Qué feliz que en una historia de amor
todo un pueblo encierre su libertad,
qué feliz que en una historia de amor,
todo un pueblo encierre su libertad.
LETRA Y MÚSICA DE PABLO MILANES
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26 de julio de 1968
El Despertar Histórico de
una Generación
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