Ante
el fraude perpetrado mediante la descarada compra de votos, Andrés López
Obrador, el domingo 9 de septiembre, ante miles de seguidores, señalo entre
otras cuestiones:
Como todos sabemos, el Tribunal Electoral
decidió validar la elección presidencial a pesar de las evidentes violaciones a
la Constitución y a las Leyes.
Muy poco tengo que decir sobre lo torcido del
proceso electoral porque casi todo es de dominio público. Si acaso subrayo,
aunque tampoco es novedad, que se violó el artículo 41 de la Constitución que
establece que las elecciones deben ser libres y auténticas
El distintivo de esta contienda fue el uso
del dinero a raudales para comprar millones de votos. En los hechos, el
candidato del PRI rebasó por mucho, los topes de gastos de campaña que
establece la ley y, aunque se demostró el uso de dinero de procedencia ilícita,
prevaleció el cinismo y la impunidad.
Tampoco hubo equidad en la actuación de los
medios de comunicación. Por el contrario, la mayoría de los periódicos, la
radio y, sobre todo, la televisión, en especial Televisa y Milenio, se
convirtieron en los principales patrocinadores de Peña Nieto.
Ante estas violaciones, las autoridades
electorales siempre se hicieron de la vista gorda. Los Consejeros del IFE y los
Magistrados del TRIFE demostraron que son personajes sin convicciones,
acomodaticios, seleccionados a modo para formar parte del engranaje del régimen
antidemocrático que predomina.
Créanme
que estoy consciente del coraje, el desánimo, la impotencia y malestares del
alma que sienten millones de mexicanos luego de este nuevo fraude electoral.
Pero debemos superar todas estas tristezas y decepciones, pensando que nada es
en vano, hasta en las peores circunstancias, nuestra noble labor significa
limpiar el camino a las futuras generaciones, a nuestros hijos, a nuestros
nietos, es promover la aurora, la llegada de una nueva vida, de una patria
nueva, del reino de la justicia y del humanismo.
Cuando
pensemos que no se puede, recordemos que Hidalgo enseñó que “el pueblo que
quiere ser libre lo será, que el poder de los reyes es demasiado débil cuando
gobiernan contra la voluntad de los pueblos”.
Y cuando
no tengamos lo suficientemente claro los motivos de nuestra lucha, no olvidemos
las palabras de Morelos, cuando les dijo a sus allegados: “Quiero que hagamos
la declaración de que no hay otra nobleza que la de la virtud, el saber, el
patriotismo y la caridad; que todos somos iguales, pues del mismo origen
procedemos; que no haya privilegios ni abolengos. Que todo el que se queje con
justicia tenga un tribunal que lo escuche, lo ampare y lo defienda contra el
fuerte y el arbitrario. .
Y cuando
necesitemos fortalecer nuestras convicciones, emulemos a Juárez cuando decía
“que el enemigo nos venza o nos robe, si tal es nuestro destino; pero nosotros
no debemos legalizar un atentado entregándole voluntariamente lo que nos exige
por la fuerza”.
Y cuando
nos falte idealismo, pensemos en ese extraordinario luchador social, Ricardo
Flores Magón, que decía: “Cuando muera, mis amigos quizá escriban en mi tumba:
‘aquí yace un soñador’, y mis enemigos: ‘aquí yace un loco’. Pero no habrá
nadie que se atreva a estampar esta inscripción: ‘aquí yace un cobarde y un
traidor a sus ideas’”.
Por todas
estas consideraciones, aquí, en el Zócalo, corazón político y cultural de la
República, decimos a los cuatro vientos que no claudicaremos. Que con la misma
fe de siempre, vamos de nuevo a entregarnos al fecundo trabajo de despertar a
los que faltan para que todos juntos logremos el renacimiento de México.
¡Viva
México!
¡EL FCR LLAMA A NO ARRIAR BANDERAS!
¡ POR LA LIBERACIÓN ECONÓMICA,
CULTURAL Y POLÍTICA DE NUESTROS PUEBLOS !
MENSAJE
DE RICARDO MONREAL, EN LA SESIÓN DE APERTURA DEL PRIMER PERÍODO ORDINARIO LXII
LEGISLATURA DEL CONGRESO DE LA UNIÓN.
Ciudadanos presidente, ciudadanos legisladores y legisladores: Hoy
iniciamos una Legislatura en medio de la incertidumbre, el caos y la denegación
de justicia.
El orden, la comodidad y el derroche de este recinto no reflejan la
inseguridad, el desempleo, la violencia, la carestía y la zozobra que campean
en el país. Lo que mal empieza, mal acaba. Esa fue la lección hace seis años,
para un gobierno espurio que terminó espurio.
No se aprendió la lección y, por eso hoy, estamos condenados a repetir
la historia, pero con más agravantes y mayores agravios.
Hace seis años, el Tribunal Electoral preparaba por estas fechas la
calificación de una de las elecciones más controvertidas en el país.
Los Magistrados de aquel entonces tuvieron un rasgo de pundonor.
Hicieron el intento de apegarse a lo que significa el concepto
"calificación"; es decir, identificar la cualidad y calidad
distintivas de un hecho o acontecimiento.
Encontraron, entre otras cosas, que en la elección se habían cometido
graves irregularidades, como la intromisión indebida del Ejecutivo en el
proceso y el pago de campañas publicitarias con recursos privados, pero que
ninguna de ellas había sido "determinante" en el resultado final de
la elección.
Es decir, sí se habían violado la Constitución y la Ley Electoral, pero
nada más tantito. Y ese tantito no había tenido nada que ver en la pequeña
diferencia de 0.54 por ciento del resultado final. Se consumó el robo de la
presidencia en contra de Andrés Manuel López Obrador y vean el resultado y el
tiradero al que ha sometido a nuestra Patria.
Seis años después, con muchas más evidencias, datos, documentos y
testimonios de irregularidades, el Tribunal Electoral encontró que la pasada
elección presidencial fue una pieza maestra de pulcritud, limpieza y
transparencia, que causaría la envidia de los ciudadanos de la Grecia Antigua o
de los electores de un cantón suizo más moderno.
Las tarjetas prepagadas de Monex, mediante las cuales se dispersaron
miles millones de pesos al margen de la autoridad electoral, fueron producto de
la alucinación.
Los monederos electrónicos de Soriana que se repartieron por miles en
las colonias pobres días antes de la elección, fueron fabricados por la
maledicencia de unos cuantos malpensados. Las empresas fantasmas fueron tan
transparentes que el Tribunal no las alcanzó a ver. Las transferencias
electrónicas erróneas entre Soctiabank y el gobierno del estado de México, por
cantidades millonarias, fueron producto de la contabilidad creativa, no de la
ilegalidad.
Todos sabemos que las sentencias de un tribunal superior son inapelables
e inatacables en términos jurídicos; pero nunca serán inopinables e incuestionables
en términos de la ética ciudadana. Sobre todo en una sociedad como la nuestra
que tiene perfectamente claro que por un lado marcha la legitimidad y, por el
otro --frecuentemente en sentido contrario--, la legalidad.
Del Tribunal Electoral de hace seis años, ni el pundonor quedó en el
actual. Consta en la opinión pública la forma como uno de los actores de este
juicio, el PRI, le fue fijando a la autoridad electoral la agenda de trabajo,
los términos de los dictámenes y hasta la fecha de la sentencia y entrega de la
constancia de mayoría.
Cuatro ejemplos. Uno: la Unidad de Fiscalización del IFE resolvió en dos
días el monto y los beneficiarios de las tarjetas MONEX denunciadas por el PAN.
Resultó que todos eran operadores del PRI en Guanajuato. Posteriormente, cuando
la Coalición denunció el doble de ese monto, con una serie de empresas
fantasmas, nada sucedió hasta ahora no ha sucedido, y a pesar de contar con
dientes y colmillos para realizar investigaciones expeditas en materia de
lavado de dinero en las campañas electorales, el IFE se resistió de manera
sistemática a adelantar las investigaciones e informes, con los mismos
argumentos de la defensa del PRI.
Dos. La denuncia por publicidad encubierta la desechó el Consejo General
del IFE prácticamente con los mismos argumentos que utilizó el PRI. Tres.
Cuando diversos magistrados electorales habían señalado, en momentos diferentes
una fecha, el PRI se las corrigió y así ocurrió.Cuatro. Lo insólito. Uno de los
magistrados integrantes de la comisión redactora declaro presidente electo a
quien nosotros no reconocemos antes de la votación.
Hay que decir las cosas como son y llamar a las cosas por su nombre. El
máximo tribunal electoral del país, que debería actuar como una Corte
Constitucional en la materia, devino en un tribunal de consigna o, peor aún, de
cortesanía política.
Se actúo sin pudor ni recato, la sesión donde fue resuelta nuestra
inconformidad se convirtió en un concurso de lambiscones, peor aún, parecía
competencia, de quien era más abyecto, quien se arrastraba más, quien era más
cínico, todo por hacerse merecedor de un asiento en la Suprema Corte de la
Justicia de la Nación.
Las cortes constitucionales emiten fallos ejemplares. Los tribunales de
consigna o de cortesanía generan fallos fallidos, es decir, literalmente fallas
institucionales e históricas.
Un fallo ejemplar resarce por naturaleza cualquier daño a la
Constitución. Una falla histórica ahonda más la herida. Un fallo es inapelable
porque logra la síntesis de lo legal y lo legítimo. Una falla, en cambio, los
divorcia y busca imponer, a partir de la legalidad literal, la legitimidad
trascendente.
Un fallo es inatacable, no solo porque resuelve jurídicamente un caso
sensible para un país, como una elección presidencial, sino porque se vuelve un
referente ético para varias generaciones y elecciones presidenciales futuras.
En cambio, una falla institucional sienta precedentes negativos y perniciosos
para la convivencia presente y futura de una sociedad.
Ciertamente, este fallo afecta el interés jurídico y político de la
Coalición Movimiento Progresista, y de su candidato Andrés Manuel López
Obrador. Pero esa afectación es la menos importante de todas las ocasionadas de
manera colateral.
Por un lado, deja abierta, en carne viva, la herida a una Constitución
que mandata la equidad, en letra y espíritu, como eje central de elecciones
libres y auténticas que no se celebraron en México.
Por el otro, al desestimar el uso y abuso de dinero excedente, de
procedencia ilícita en la campaña del PRI, se sienta el gravísimo precedente
para subastar al mejor postor las próximas elecciones presidenciales.
Para la Constitución, el sufragio en efectivo no es elección. Para el
Tribunal, en cambio, sí lo es.
De ahora en adelante, las elecciones serán ganadas por el candidato y el
partido que más dinero de procedencia ilícita gasten, por el candidato y el
partido que más empresas fantasmas utilicen para triangular sus donativos
ilegales, por el candidato y partido que más votos compren.
Podría llegar al momento, y pensémoslos ya, que ya no existan elecciones
constitucionales, sino subastas periódicas de cargos de representación popular,
en un mercado libre y abierto. Este es el daño mayor, irreparable, que ha
generado este fallo fallido.
Las máximas autoridades electorales mandaron al diablo a la Constitución
y eso es imperdonable. Al calificar una elección, los tribunales cortesanos o
de consigna terminan descalificándose a sí mismos.
Quiero hacer una pregunta a los integrantes de esta asamblea
legislativa. ¿Alguien de ustedes recuerda a los magistrados del 2006?
Hace unas semanas, uno de ellos me reveló que días antes de la
calificación presidencial, los cabilderos del poder les ofrecieron a algunos de
ellos apoyarlos para que fueran Ministros de la Suprema Corte de Justicia, una
vez que calificaran y cometieran aquella canallada, ellos fallaron a favor del
poder..., pero después les fallaron a ellos. Pregunten dónde están.
Ese es el destino de los tribunales de consigna: terminan por no ser
útil a nadie. Así son tratadas las Cortes sin pundonor: son desechados hasta
por quienes las usan.
Por cierto, todas las pruebas que incomodaron a los Magistrados y fueron
calificadas como "inoperantes", "vagas",
"imprecisas", "insuficientes" y "no
determinantes", fueron aportadas por los ciudadanos. La afrentes es más
para ellos.
Con frecuencia nos cuestionan sobre cuál es el número de votos
necesarios para reconocer, sin impugnar, un resultado electoral. La respuesta
es que una elección democrática no es sólo un tema cuantitativo, sino ante todo
cualitativo. Tan importante como el número de votos de diferencia, es la forma
cómo se obtienen los sufragios.
Cuando existe equidad, una elección se pierde o se gana con un voto de
diferencia, y así lo reconoceremos siempre. Pero cuando la inequidad es la
condición dominante, la diferencia numérica no es fuente de legitimidad, sino
indicador del tamaño de las irregularidades cometidas.
La pasada elección presidencial estuvo muy alejada de la equidad
democrática, que es la base de unas elecciones "libres y auténticas"
como lo ordena la Constitución.
El dinero a raudales, de procedencia desconocida y al margen de toda
fiscalización, se convirtió en esta ocasión en la partícula del fraude
electoral y del atropello constitucional. El dinero ilegal e ilícito en una
campaña es inocultable. Suda, huele y deja rastro. El derroche fue su principal
expresión.
No podemos aceptar que el dinero ilegal e ilícito defina el resultado
electoral, porque estaríamos actuando en contra de la voluntad ciudadana. Está
demostrado que quienes compran una elección presidencial, terminan vendiendo al
país. Pero se van a topar con nosotros
Anunciamos que frente al cinismo e irresponsabilidad jurídica y política
de Consejeros y Magistrados electorales, que actuaron de manera vergonzosa e indigna,
y a efecto de que no queden impunes sus fechorías y ambiciones, promoveremos en
los próximos días ante este Congreso en los próximos días un juicio político. y
convocaremos a todos los ciudadanos que se sientan agraviados por los
atropellos cometidos, a que suscriban este juicio político.
Por lo pronto, el próximo domingo 9 acompañaremos a Andrés Manuel López
Obrador, ahí vamos a definir, con la participación de los ciudadanos que están
a favor de la democracia y del respeto a la Constitución, definiremos lo
habremos de realizar.
Desde esta tribuna, hacemos responsables a los usurpadores e impostores
del poder de las represalias y agresiones que sufran los jóvenes y ciudadanos
que buscan detener este nuevo asalto a la Constitución con la única arma que
poseen: su libertad de expresión y manifestación.
Resistiremos cualquier embestida para tratar de detener, desprestigiar o
hasta transar con nuestra lucha por defender la Constitución. Pobre de nuestro
país, con la restauración autoritaria, con la resonancia de discursos retóricos
y demagógicos que rayan en la incongruencia y en la mentira, discursos huecos a
que hacen crecer los abismos entre la calle y la comodidad de sus curules,
frente a los momentos aciagos de la República nosotros continuaremos con
nuestro principal propósito, transformar al país.
La nación señores diputados, diputadas, senadoras y senadores, la nación
está de luto asistimos a las exequias de la democracia, frente a esta justicia
putrefacta, frente a estos políticos corruptos y decadentes, frente a la
impunidad que ya es una norma de conducta en el país, solo nos queda actuar con
dignidad, así lo haremos en la izquierda, se los aseguro.
ERNESTO DE LA PEÑA, UN TORRENTE DE GENEROSIDAD
Periódico La Jornada. Martes 11 de septiembre
El políglota y sabio Ernesto de la Peña
falleció ayer por la mañana en la ciudad de México. Tenía 84 años y acababa de
ser galardonado con el Premio Internacional Menéndez Pelayo por su preocupación
constante por la transmisión del saber y el acceso a la cultura de las nuevas
generaciones.
Reconocido por propios y extraños como hombre
de inagotable sabiduría y generosidad, este martes recibirá un homenaje de
cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes a partir del mediodía.
De la Peña estudió letras en la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM) y fue ahí donde forjó su pasión por el
griego, latín, ruso, árabe, sánscrito, chino, lingüística indoeuropea y hebreo,
idiomas que dominaba. También era experto en ese lenguaje universal que es la
música y un gran estudioso de los textos bíblicos.
El maestro contaba que su primer acercamiento
con el alfabeto griego fue a los seis años, debido a la instrucción que le dio
un tío materno con el que se crió.
En 1993 fue elegido para ocupar la silla XI
de la Academia Mexicana de la Lengua, y 10 años más tarde recibió el Premio
Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura. A la lista
de reconocimientos se suman galardones como el Alfonso Reyes en 2008, así como
el Nacional de Comunicación José Pagés Llergo en 2009, por sus programas
radiofónicos Al hilo del tiempo, Música para Dios y Testimonio y
celebración.
En diversas entrevistas ofrecidas en junio pasado,
el maestro recordaba que en la biblioteca a la que tuvo acceso durante su
infancia había libros en muchas lenguas y empecé a estudiar, primero francés,
que es muy parecido al español escrito, hablado no, así seguí. Después estudié
en la Facultad de Filosofía y Letras la carrera de letras clásicas y ahí
estudié la lengua griega, latín y alemán, más tarde aprendí hebreo, arameo, eso
en lo que respecta a las lenguas.
Mi
dedicación a ellas no es por las lenguas mismas, aunque me interesan, sino
porque cada una tiene distintas literaturas. Me gusta leer a los grandes
autores en sus originales siempre que puedo.
Los relatos de Emilio Salgari, Julio Verne y
en especial las historias de Alejandro Dumas estaban entre sus favoritos. Otra
de sus pasiones fue escuchar música, sobre todo ópera.
Aunque autor de pocos libros, “a él debemos
una de las labores de difusión cultural más constantes en nuestro país. Desde
los años 70 incursionó en los medios electrónicos con programas o secciones
especializados en literatura, música, lingüística. Él fue uno de los pioneros y
principales divulgadores de las etimologías de manera masiva en televisión. Sopa
de letras, programa en el que varios eruditos de manera amena indagaban
sobre el origen de las palabras que el público les pedía, hizo época”, escribe
Javier Aranda Luna en una semblanza.
Con motivo de sus 80 años recibió un homenaje
en el Palacio de Bellas Artes.
La semana pasada, el también filólogo y
traductor asistió a El Colegio de México (Colmex) para recibir el Premio
Internacional Menéndez Pelayo 2012, ceremonia durante la cual ofreció la
conferencia magistral Las realidades en El Quijote, transmitida hasta el
Palacio de La Magdalena, en Santander, España.
Al terminar, dijo a la prensa que en México
la realidad, para desgracia de todos, está invadida por el crimen, la
corrupción, la lenidad, la inseguridad, crisis económicas, disensiones de
partido. Es una realidad muy amarga. Nací en México y mi larga vida ha pasado
aquí, no creo recordar un solo momento de crisis más grave que la actual.
Ernesto de la Peña fue director del Centro de
Estudios de Ciencias y Humanidades, de la Fundación Telmex, así como miembro
del Consejo Consultivo de la Fundación Televisa.
En la radio, en la estación Opus 94 del
Instituto Mexicano de la Radio, desarrolló una importante labor de difusión
cultural al transmitir glosas y abordar temas teológicos, así como comentarios
a la temporada de ópera que el Metropolitan Opera House envíaba a México vía
satélite.
Tradujo al español a poetas como Paul Valéry,
Gérard de Nerval, Stéphane Mallarmé, Friedrich Hölderlin, Novalis, Rainer Maria
Rilke, Czeslaw Milosz y Allen Ginsberg.
De la Peña se va acompañado por el eco de sus
palabras, mismas que pronunció el jueves, en el Colmex: a nosotros, los
hombres, bien lo dijo Catulo, una vez que se extinga una breve luz, tenemos que
dormir una noche eterna.
Comentarios, críticas o sugerencias: fcr.alternativa@yahoo.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario