El 11 de mayo de 2012 en la Universidad Iberoamericana
una expresión de descontento ante la visita y dichos del candidato presidencial
Enrique Peña Nieto desencadenó un movimiento juvenil y estudiantil, que día a
día crece. El motivo de la protesta fue el rechazo manifiesto de los
jóvenes al binomio de poder que conjuga por un lado, el monopolio de la
producción simbólica que estructura la narrativa de la realidad nacional con la
clase dirigente que por 70 años estructuró un sistema cuyas práctica han tenido
consecuencias devastadoras en los campos de la libertad de expresión, de
manifestación, la distribución de la riqueza y la transparencia del ejercicio
del poder delegado. Dicho sistema expresó su lado más sangriento en las
represiones sufridas por los estudiantes que se manifestaban pacíficamente en
la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco el 2 de octubre 1968, así como en
la represión conocida con el nombre del Halconazo acaecida el 10 de
junio en 1971 en las proximidades del metro Normal. La continuidad de esta
costumbre del poder fue asegurada por un encubrimiento mediático que la solapó
condenando las muertes y desapariciones de cientos de personas a pasar
desapercibidas durante el negro periodo de la historia mexicana conocido como Guerra
sucia.
La oscilación entre la violencia y la descarada
imposición de los cuadros provenientes del partido hegemónico fue la nota
cantante régimen durante la década de 1980. Los medios de comunicación se
plagaban a las exigencias gubernamentales y presentaban las versiones que más
se avenían a los intereses del ordenamiento político. A partir de este momento
la dirección económica que tomó el país fue el mecanismo impositivo por medio
del cual encontró expresión una violencia inmanente cuyos referentes
simbólicos, así como sus justificaciones a posteriori, constituyeron la
tautología de la autoridad por la autoridad misma y la fatalidad de una sola
opción de mundo.
Nada cambió durante la década de 1990
que registró las matanzas de Aguas Blancas y Acteal como profundas heridas en
la nación, ni con la alternancia política de la que resultó una ostensible
brutalidad expresada sin ambages materializada en la represión sufrida por los
pobladores de San Salvador Atenco entre 3 y 4 de mayo de 2006, la participación
de Enrique Peña Nieto en estos sucesos ha sido asumida por él en repetidas
ocasiones y fue, uno de los motivos directos del rechazo de algunos miembros
comunidad de la Ibero a su figura.
De cara a la elección de 2012 se anuncia una presunta
renovación del Partido Revolucionario Institucional misma que fue refutada por
los dichos y hechos de los nuevos cuadros, que reproduciendo las viejas
consignas y denostaciones, atacaron a los manifestantes de la Universidad
Iberoamericana provocando con ello un sentimiento de solidaridad para con
ellos. Asimismo, y de conformidad la premisa que sostiene al binomio de poder
político-mediático, los medios de comunicación evidenciaron su tendencia al
reproducir una sola narrativa, misma que habría de ser denunciada en su
falsedad por los 131 estudiantes que, mostrando su credencial, evidenciaron al
régimen y a las pretensiones de verdad mediática. Las redes sociales fueron el
vehículo que hizo visible que una nueva imposición unilateral de la narrativa
de los menos tomaba lugar en la superficie reflejante de las pantallas
televisivas.
Ante estoy surge el movimiento #YoSoy132 surge como
un acto consciente de introducir la ética a la política, de recuperar el
espacio público a quien le pertenece y de volver la mirada a la acción política
desde la perspectiva de la vida y la afirmación de ésta. Los dos ejes en torno
a los que gira éste son: 1.- el rechazo al binomio político-mediático
sintetizado en la figura de Enrique Peña Nieto que es signo vivo de todo in
sistema y 2.- la apuesta por la integración, la inclusión y la pluralidad en la
democratización de los medios de comunicación.
¡POR LA LIBERACIÓN ECONÓMICA, CULTURAL Y POLÍTICA DE
NUESTROS PUEBLOS!
CERCO A TELEVISA
Convocados por una vergüenza que nos afrenta, hoy estamos aquí, a las puertas de esta empresa mediática ignominiosa, que se ha encargado de desinformar y manipular al pueblo mexicano.
A LOS PUEBLOS
DE MÉXICO:
Cuando llegamos estaba el mundo y
éramos ya un pueblo con hambre y con siglos de opresión. Éramos cúmulo de
descontento, éramos fraudes electorales sin revolución, éramos Chiapas y 500
años sin nombre levantados en armas, éramos Aguas Blancas y el pueblo en la
tierra asesinado, éramos crisis y deudas ajenas, manos sin trabajo, éramos
huelga, barricadas aplastadas, Atenco y Oaxaca, mujeres violadas y asesinadas,
víctimas de represión. Éramos trabajo de esclavos, familias migrantes, cuerpos
en puentes colgados, mártires (presas) del terrorismo de Estado, moneda de
cambio en una campaña, asesinato como libre mercado.
No
fuimos buscados sino que fuimos la ineludible consecuencia de un pasado y
presente plagado de certezas impuestas.
No somos sino que hemos sido. Somos el
efecto de la muerte y la indignación.
Asumimos la dignidad del difamado y su
lucha como propia. Dijimos que no éramos solo un número y que los números no
volveríamos a ser sirvientes callados de estadísticas y encuestas.
Dijimos que #Yosoy132 es ponerse de
pie ante la afrenta y negarse rotundamente a agachar la cabeza. Es no aceptar
la representación que nos imponen como realidad.
#YoSoy132 es un movimiento estudiantil
y social, político, apartidista, pacífico, autónomo, antineoliberal,
independiente de los partidos, candidatos y organizaciones que responden a un
programa electoral; un movimiento democrático donde la toma de decisiones emana
de sus asambleas locales y generales, que ha trascendido la coyuntura electoral
y seguirá organizándose y luchando para transformar profundamente a México,
como contrapeso a cualquier decisión y política que vulnere los derechos e
intereses de nuestro pueblo.
Emprendimos el camino y chocamos con
monumentos que para nosotros son murallas o fronteras, nos encontramos
con la muralla de un sistema económico que se presenta como inevitable, como un
absoluto impuesto a nuestras vidas. Sus ladrillos son la pobreza de más de la
mitad de los mexicanos y la obscena riqueza de unos pocos, donde los diez más
ricos del país concentran el equivalente al ingreso de los 40 millones más
pobres; un campo abandonado que sólo produce miseria y migrantes; la ausencia
de oportunidades que empuja a los desposeídos al crimen organizado; la venta de
lo colectivo para beneficio de unos cuantos; la concesión de megaproyectos por
encima de los derechos ambientales y comunales. Sobre esta muralla los grandes
poderes colocan, con descaro, para cautivar nuestras aspiraciones, su
opulencia, la promesa del progreso, el sueño de algo propio que siempre
permanece ajeno.
La muralla de la desinformación, donde
una minoría controla la opinión pública y la verdad es reducida a un artículo
más de consumo, concentrado en encuestas y spots publicitarios, en personajes
vacíos de telenovela, en una caricatura triste y cínica de la realidad. Es en
esta muralla donde levantan nuestra posibilidad de elegir, como si en verdad
hubiese elección alguna y no todo estuviera decidido de antemano por el mejor
inversionista.
La muralla que protege a empresas que
envenenan nuestra comida y enferman a nuestros niños; que vuelve a la salud un
artículo de lujo en beneficio de corporativos y laboratorios extranjeros; que
abandona al enfermo y al necesitado, a la embarazada, al mutilado, al
discapacitado, al agonizante, al recién nacido y a la anciana para saciar la
avaricia anónima de las ganancias de la bolsa.
Vimos la gran pared alzada para frenar
a un pueblo con disposición de lucha al que sin embargo sistemáticamente se le
aisló. Una esperanza en ciernes obligada a gritar en el vacío. Desde los días
gloriosos de la División del Norte y el Ejercito Libertador del Sur, a las
rotundas peticiones de justicia de las madres cuyas hijas fueron asesinadas en
Ciudad Juárez y en el Estado de México, desde las grandes movilizaciones de los
estudiantes en el 29 a
las de sus hermanos de 68, 71 y 99. Un pueblo cuyas acciones y luchas eran
fosilizadas y puestas en un museo y cuyo fondo se dejaba de lado para que nadie
preguntara, para que nadie supiera. Generaciones de mexicanos con exigencias
legítimas cuya única aspiración era la de construir una nación digna y libre,
sin desigualdades que se erigieran contra el derecho de existencia de cada
individuo y que vilmente fueron ignoradas una a una por un afán de saqueo
continuado que quiere que su voluntad sea la nuestra. Hace 12 años gran parte
del pueblo le entregó sus mejores anhelos a un hombre y éste cometió uno de los
peores crímenes contra la nación: ignorar y pisotear su esperanza. Él, ellos,
un sistema que cree que no podemos mirar por encima de la ciudad murada que nos
han querido imponer.
Caminamos unos pasos y con la fría
estructura nos pegamos, es la ignorancia sombría, donde se preparan para
maquiladores los que tienen la suerte de ir a alguna escuela, donde la
educación pública es la educación de las telenovelas, donde el fin de enseñar
no es el aprendizaje sino el suministro de mano de obra barata para las
trasnacionales. Se erige en ésta como un regalo la modernización educativa y la
lógica donde sobrevive sólo el más apto, los exámenes estandarizados, el
maestro vuelto obrero mal pagado como modelo de superación.
Y al final, si aún tenemos rostros y
manos un reten nos cierra el paso, los muros de acero y concreto, los muros
piedras y balas, los muros donde mataron a tu hermana, de las desapariciones
forzadas, de los daños colaterales que desdibujan las caras, los muros del miedo
y las cabezas colgadas, de la impotencia, donde son presentados niños muertos
como líderes de bandas, donde no queda voz para protesta y menos para
deserción. El muro de la estrategia correcta donde fuiste acribillado para que
estuvieras seguro del crimen y del horror.
Hemos caminado, chocado contra estos
muros y buscado la salida, pero cuando los vemos en conjunto, hallamos frente a
frente un edificio, una estructura que sostiene una sociedad diseñada para el
beneficio de unos pocos. Donde arriba funcionan perfectamente sus negocios y
donde abajo somos aplastados todos. Un edificio muerto maquillado de juventud,
al que le rechinan sus bisagras y puertas. No queremos edificios viejos, no
queremos edificios decrépitos por su corrupción, no queremos muros que nos
aplasten. Las y los jóvenes queremos edificios vírgenes.
Hemos emprendido el sendero de lucha y
hemos decidido caminar hacia adelante y nunca volver atrás. Con nuestros puños
derrumbaremos sus muros, nuestro grito retumbará en sus oídos sordos y conmoverá
los cimientos de su estructura. Nosotros, los que hemos salido a las calles,
mediante la concientización, politización y organización del pueblo, con el
poder de su cohesión y unidad, lucharemos, lucharemos por conseguir derribar
sus pilares, entre todos construiremos la democracia auténtica de México y
nuestro futuro, y este es el programa de lucha que proponemos:
Democratización
y transformación de los medios de comunicación, información y difusión. Consideramos
que sólo con la socialización de los medios de difusión y un modelo de medios
públicos, se alcanzará una verdadera apertura mediática y se garantizará el
derecho a la información y a la libertad de expresión.
Cambio
en el modelo educativo, científico y tecnológico. Buscaremos una
educación verdaderamente laica, gratuita, científica, pluricultural,
democrática, humanista, popular, crítica, reflexiva, de alto nivel académico y
garantizada por el Estado en todos los niveles como obligación constitucional.
Cambio
del modelo económico neoliberal. La experiencia y la historia nos dan
la certeza de que el mercado no es la panacea para la solución de los males
sociales y que el gobierno y la sociedad deben de jugar un rol fundamental para
resolver los problemas económicos que aquejan al país. Por eso lucharemos por
una economía humana, justa, soberana, sustentable y de paz.
Cambio
en el modelo de seguridad nacional. Para la restauración de la paz, es
imperante el retiro de las fuerzas armadas de las funciones de seguridad
pública; así como detener la criminalización, represión y hostigamiento de la
protesta social y de la población en general. Exigimos el esclarecimiento de
los asesinatos como el caso del luchador social de Carlos Sinuhé Cuevas y nos
pronunciamos por un ¡Alto a los feminicidios y crímenes de odio! Al mismo
tiempo reivindicamos los procesos autónomos de seguridad comunitaria y de
organización contra los megaproyectos.
Transformación
política y vinculación con movimientos sociales. Para fomentar y
fortalecer la democracia participativa en la toma de decisiones, la
construcción de políticas públicas y el apoyo a los proyectos autónomos y
autogestivos; proponemos el enriquecimiento y creación de asambleas
distritales, municipales, comunales, locales y barriales. Todo esto, para la constitución
de un poder popular y ciudadano que vigile a los órganos de gobierno e
implemente desde a sociedad mecanismos para la solución de sus demandas.
Abrazamos las voces de las organizaciones y movimientos sociales, vinculándonos
de manera solidaria en búsqueda de alianzas que toman como principio el respeto
a su autonomía, la construcción de una relación horizontal y el reconocernos
con humildad como uno de tantos actores sociales que expresan el descontento
social.
Salud. Lucharemos por
el pleno cumplimiento del derecho a la salud consagrado en el artículo 4º
constitucional y en la observación general 14 del Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (DESC) de la ONU. Nos oponemos al esquema
neoliberal de salud adoptado en las últimas décadas por el Estado mexicano y
nos pronunciamos a favor de un enfoque multidimensional e interdisciplinario
del sector de la salud.
Si queremos una democracia auténtica,
será ineludible la democratización de los medios. Como todos los defectos de
nuestra pobre democracia, la concentración y manipulación de la información es
una herencia que perdura del viejo régimen y del supuesto cambio.
A lo largo de casi todo el siglo XX,
el PRI cooptó a sindicatos, empresas y movimientos sociales corrompiendo a sus
líderes e integrándolos a su sistema de favores. En el régimen del PRI las
empresas se congratulaban con el Estado para obtener privilegios y así, el
Estado lograba apuntalar su poder sobre todos los ámbitos de la vida política,
económica y social de México. El control de la difusión de la información y de
los medios de comunicación era fundamental para controlar las corrientes de
oposición y los movimientos sociales.
El contubernio Televisa-PRI tiene más
de 60 años de existencia. Emilio Azcárraga Vidaurreta, el abuelo del actual
presidente de Televisa, fundó en 1951 el canal 2, seis años después de la
creación del PRI. Azcárraga Vidaurreta concretó con el impulso del gobierno
priísta en turno, la concentración de los canales 2, 4 y 5 bajo una sola
compañía, Telesistema Mexicano, consolidando el monopolio de la televisión de
la época, el cual informaba sólo lo que al PRI le convenía, distorsionando la
información e ignorando a los movimientos sociales que cuestionaban las
políticas gubernamentales.
La manipulación más descarada fue en
el año de 1968, año en el cual el movimiento estudiantil fue atacado,
minimizado y censurado por el monopolio televisivo que en aquel entonces
produjo 28 telenovelas, entre ellas una cínicamente titulada “Pueblo sin
esperanza”. El día de la masacre en Tlatelolco, el 2 de octubre, Jacobo
Zabludowski anunció como principal noticia que había sido “un día soleado”.
¿Quién?
¿Quiénes? Nadie. Al día siguiente, nadie.
La
plaza amaneció barrida; los periódicos
dieron
como noticia principal
el
estado del tiempo.
Y
en la televisión, en el radio, en el cine
no
hubo ningún cambio de programa,
ningún
anuncio intercalado ni un
minuto
de silencio en el banquete.
(Pues
prosiguió el banquete.)
Una de las páginas más negras en la
historia de la comunicación mundial, pues se traicionaba el derecho humano a la
información y se evidenciaba la alianza de los Azcárraga con el poder. Gustavo
Díaz Ordaz, desesperado por cegar a la población ante la realidad, permitió dos
canales más: los canales 8 y 13.
En 1972, por iniciativa de Luis
Echeverría, los canales 2, 4, 5 y 8 se fusionaron con el nombre de Televisa,
cuya dirección estaba a cargo del hijo de Azcárraga Vidaurreta: Emilio
Azcárraga Milmo, alias “el Tigre”, quien se proclamaba un “soldado del PRI y
del presidente”, y que decía hacer “televisión para jodidos porque México era
un país de jodidos”.
En 1993, Salinas de Gortari, entregó a
Ricardo Salinas Pliego la televisora Imevisión con los canales 7 y 13. En el
2002, Salinas Pliego, tomó por la fuerza las instalaciones de Canal 40, acto
conocido como el Chiquihuitazo. El entonces presidente Vicente Fox, al ser
increpado sobre la responsabilidad del gobierno en estas acciones ilegales,
pronunció cínicamente su frase célebre: “¿Y yo por qué?”. Fox, que después de décadas
inauguraba la transición a la supuesta democracia mexicana, se arrodilló ante
los poderes fácticos del país, cuyo rostro más visible son los medios de
difusión de información. “¿Y yo por qué?” decía el valentón que prometía sacar
a patadas al PRI de los Pinos, “¿Y yo por qué?” decía el líder del voto útil,
el de las grandes promesas.
Poco antes de terminar su periodo, en
2006, Fox, anticipó el pago de un favor al duopolio televisivo, aprobando en
una discusión de siete minutos en el Congreso, la llamada “Ley Televisa”, la
cual permite a los consorcios el uso del espectro radioeléctrico sin ningún
tipo de cargo y regulación, despojando al pueblo mexicano de un bien público
que le pertenece. Dos meses después, el monopolio mediático impulsó la brutal represión
que sufrieron los pobladores de San Salvador Atenco, orquestada por el gobierno
federal y el entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, en
la cual fue asesinado nuestro compañero Alexis Benhumea. Toda la información
sobre las violaciones, asesinatos, agravios y atropellos fue ocultada por
varios medios de difusión.
Los poderes fácticos se concentran en
estos medios. De los diez hombres más ricos de México, cinco se
encuentran en las mesas directivas de las televisoras. Ricardo Salinas Pliego
es el segundo hombre más rico de México y casi duplicó su fortuna tan sólo el
año pasado. Grupo Salinas tiene empresas como Elektra, Salinas y Rocha, Banco
Azteca, TV Azteca, Italika, entre otras. Pedro Aspe, quien fue Secretario de
Hacienda durante el gobierno de Salinas y dijo que la pobreza en México era un
“mito genial”, se encuentra en el Consejo de Administración de Televisa junto
con cuatro de los 10 hombres más ricos de México con intereses en todos los
sectores de la economía nacional.
Alberto Bailleres es el tercer hombre
más rico de México y es dueño de Palacio de Hierro, de Peñoles, la segunda
minera más grande del país, y accionario de Femsa, quien controla los Oxxo’s,
la cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma y Coca-Cola México.
Germán Larrea, el cuarto hombre más
rico de México, es el dueño de minas como las de Cananea y Pasta de Conchos. En
el 2006, por no contar con medidas de seguridad adecuadas, en una explosión en
la mina Pasta de Conchos murieron 65 mineros, de los cuales, a 6 años del
incidente, sólo han sido rescatados dos cuerpos.
Roberto Hernández, el segundo
accionista más importante de Televisa, es el noveno hombre más rico de México.
Este personaje fue beneficiado con la privatización de los bancos con Salinas y
posteriormente por el rescate bancario iniciado por Zedillo. Finalmente,
habiendo quebrado a Banamex, banco con más de un siglo de antigüedad en México,
lo vendió al banco estadounidense Citibank, obteniendo jugosas ganancias y sin
pagar impuestos.
Emilio Azcárraga Jean, el presidente
de Televisa y de la dinastía que siempre se benefició de sus relaciones con el
poder, es el sexto hombre más rico de México y posee clubes de futbol y
acciones en distintos bancos. Ahora, con la tradición monopólica de familia, se
alía a través de Iusacell con su supuesto competidor: Tv Azteca.
Televisa
y TV Azteca son la cara más visible y el principal instrumento de la oligarquía
que gobierna este país, de los poderes fácticos que, de acuerdo a sus
intereses, imponen y quitan gobernantes. Son empresas que producen y difunden
información manipulada, confusa y tergiversada, para hacer pasar por opinión
pública lo que conviene al régimen económico y político, para imponer a los
gobernantes que ejecuten los proyectos neoliberales de los grandes capitalistas
tanto nacionales como transnacionales.
Desde el 2005, Jenaro Villamil
denunciaba en la revista Proceso las estrategias mediáticas para
promocionar a Enrique Peña Nieto, el nuevo representante de los poderes
fácticos y del proyecto económico neoliberal, y fraguar un proceso de
imposición que se pretende consumar este año. Esto se corroboró el mes pasado,
cuando el periódico inglés The Guardian publicó que una unidad secreta
de Televisa vendió una estrategia promocional al candidato priísta, basada en
una “cobertura favorable” en su noticiero principal y en los principales
programas de entretenimiento, así como en la difusión de videos en cuentas de
correo, facebook y youtube. El periódico dijo haber revisado
documentos que formalizaron la venta que hizo Televisa al candidato del PRI,
tales como una lista de tarifas que Televisa cobró a Peña Nieto para
construirle una imagen nacional de Gobernador del Estado de México de 2005 a 2011, mediante videos
promocionales, y el despliegue de tácticas diseñadas para hundir a sus
oponentes.
De tal manera que, durante la pasada
jornada electoral, prevalecieron prácticas profundamente antidemocráticas, como
la violencia de Estado, la compra y la coacción del voto, la manipulación
mediática, el uso amañado de las encuestas y otras prácticas ilícitas que
alteraron la esencia del sufragio libre, informado, razonado y crítico. Estos
hechos nunca fueron informados, sino que por el contrario, los medios, el
presidente y las instituciones electorales descaradamente calificaron la
elección como transparente, ejemplar y pacífica.
Estas pruebas evidencian ampliamente
que el proceso de imposición de Peña Nieto como presidente tiene su origen
desde el 2005, y que empresas como Televisa han jugado un papel determinante en
tal imposición.
Advertimos que en caso de consumarse
la imposición se restauraría el viejo régimen político que practica la
violencia de Estado, la represión, el autoritarismo, la corrupción
generalizada, el encubrimiento, la opacidad en la toma de decisiones públicas,
la coacción del voto y demás prácticas antidemocráticas. EPN no debe ser
presidente no sólo por el régimen caduco al que representa y por su colusión y
subordinación a Televisa, sino por las amenazas que cierne sobre nuestro país
la privatización del petróleo a favor de las transnacionales norteamericanas,
la elevación de impuestos para el pueblo, la reforma laboral que legalice la
brutal explotación de los trabajadores y la pérdida de derechos laborales
indispensables, por último, la privatización del sector salud y de las
pensiones de los trabajadores, todas ellas serán impulsadas y respaldadas por
medios como ante el que hoy nos manifestamos.
Ante este peligro, llamamos a la unión
y organización de las fuerzas sociales en nuestro punto de acuerdo: la
transformación del estado actual mexicano. Sabemos que los estudiantes no
podemos solos y por ello, convocamos a todos los movimientos sociales,
organizaciones civiles y políticas, así como al pueblo en general a sumarse al
proyecto democrático de transformación social y reconstrucción nacional, a
través de la participación activa, de la discusión, toma de acuerdos,
actividades organizativas y sumarse a las acciones que llevaremos a cabo como
las acordadas en la Convención Nacional contra la Imposición.
Pueblo de México: ¡Hoy tenemos mucho
por hacer! Organizarnos será el primer paso. Desde nuestra causa, nuestra
comunidad indígena, nuestra milpa, nuestra plaza, nuestra selva, nuestras
creencias, invitamos a que se adhieran a nuestro manifiesto y acciones, que
desde sus territorios, sus organismos e historias que esperamos hacer nuestras,
podamos juntos entrar en contacto, podamos juntos entrar en confianza, luchar y
transformar a este nuestro México.
Éramos silencio, éramos dolor, éramos
opresión. Quisieron arrebatárnoslo todo y lo único que perdimos fue el miedo.
Ya
no seremos más una voz silenciada. Venimos aquí con nuestros cuerpos que
gritan: ¡¡¡YA BASTA!!!
GARIBALDI SE CIMBRÓ ANTE EL CLAMOR “
¡CHAVELA ES DEL
PUEBLO MEXICANO!”
La
gente se desbordó hacia la Plaza del Mariachi para despedirla. Alrededor del
ataúd, envuelto en el eterno poncho rojinegro, sonaron Dios nunca muere y Amor
eterno, entre otras canciones.
Chavela Vargas (San Joaquín de Flores, Costa Rica, 17 de abril de 1919 - Cuernavaca, México, 5 de agosto de 2012) fue una cantante méxicana nacida en
Costa Rica. Se le considera una de las figuras principales y más peculiares de
la música ranchera.
CHAVELA VARGAS
Periódico La Jornada. Martes 7 de agosto de 2012, A las siete de la
noche de ayer arribó el cortejo fúnebre adonde, en una carroza que transitó por
Eje Central, fueron llevados los restos mortales de la intérprete Chavela
Vargas, fallecida el domingo pasado, para que sus admiradores le rindieran
homenaje.
El pueblo ya llevaba una espera de dos horas, porque
previamente se había informado que el tributo a la cantante comenzaría a las
cinco de la tarde. La vox populi exclamaba: “¡Chavela es del pueblo,
Chavela es del pueblo mexicano!”
Fue el paroxismo; La plaza Garibaldi, elegida por la
autoridades del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) y del
Gobierno del Distrito Federal (GDF), estaba a reventar, y tanto el fervor como
el cariño por la encarnación de la Macorina se manifestaban en todas las
esquinas.
Por fin se colocó el ataúd en la esquina oriente,
detrás de la plaza donde se encuentra la estatua que honra al cantautor José
Alfredo Jiménez, con quien Chavela se desveló en parranda eterna, tanto como lo
pueden hacer dos almas que saben transmitir y motivar sentimientos.
Gritos y más gritos. Comenzó el homenaje en la plaza
de los charros, donde cada noche se beben tragos y se ahogan penas.
El mariachi de la Secretaría de Seguridad Pública
atenuaba los gritos con Dios nunca muere, uno de los himnos oaxaqueños,
que frente al ataúd de Chavela adquiría otra dimensión.
También en un solo coro se escuchaban proclamas
populares del pueblo como, “Ya está con su compadre José Alfredo”, “Se ve, se
siente, Chavela está presente”.
Los vernáculos se arrancaron con Amor eterno, del
divo Juan Gabriel: “... que tus ojitos jamás se hubieran cerrado nunca...”; fue
entonces cuando las primeras lágrimas surgieron.
El cielo, encapotado, amenazaba con dejar caer su
lluvia fría y pesada como las lágrimas de los admiradores de Chavela Vargas.
Tláloc, mandamás imperturbable, soltó las primeras
gotas y las exclamaciones del pueblo exigían que comenzara el tránsito frente
al cajón mortuorio de color caoba, que encima lucía el poncho rojinegro que por
décadas caracterizó a la intérprete de origen costarricense, naturalizada
mexicana.
La larga fila para estar cerca de la cantante avanza
lentamente. Hay escenas de difícil descripción; algunos musitan quizás una
oración o un Avemaría, para la autodenominada chamana. Muchos otros
expresan expectación, sorpresa: abren los ojos como queriendo ver más, pero el
ataúd está cerrado. La muerte encierra sus misterios y la transmigración de las
almas es cosa de los griegos.
Un ídolo no muere y Chavela vive por decisión del
pueblo. Las canciones se pierden en el anonimato al paso de los años y quedan
como obra de los intérpretes. Es el caso de Chavela. Su forma de cantar hilvana
sentimientos, sólo posibles en las rancheras que, cuando deben, son bravías.
El mariachi de la SSP extiende su actuación más allá
de las ocho de la noche, porque la gente así lo quiso. Aquí se escuchan: Qué
bonito amor, Volver, volver, Ella, Cucurrucucú paloma, Cuando el destino y
otras para olvidar queriendo.
Posteriormente, Consuelo Sáizar dijo que Chavela era
inseparable de José Alfredo y Frida Kahlo, que era una gloria para todos los
mexicanos.
Y llegó el momento esperado por la participación de
Eugenia León, quien cantó La bruja, Las simples cosas, Flor de azalia y Volver
volver. Para prender a la muchedumbre, que a las nueve de la noche era un
arrebato, llegó Tania Libertad, quien interpretó La que se fue y Un
mundo raro, y consideró a Chavela Vargas como “una maestra”.
Para cerrar este homenaje, considerado una ofrenda
musical, arribó Lila Downs, quien reventó todo alrededor con Vamonos y Cruz
de olvido.
Por último, las tres cantantes, acompañadas por Los
Macorinos interpretaron La Llorona, México lindo y querido, acompañadas
por el mariachi Gama Mil. Un grito final: “Viva Chavela Vargas”.
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